La escritora leonesa Josefina Aldecoa, premio Castilla y León de las Letras

La escritora leonesa Josefina Aldecoa fue galardonada ayer con el Premio Castilla y León de las Letras correspondiente al 2003 por su consolidada trayectoria narrativa, en la que ha destacado de «forma singular» por el cultivo del relato breve y su labor de «rescate de los repliegues de la memoria». El jurado que falló el premio, convocado por el Gobierno autonómico y dotado con 18.500 euros, ha valorado la obra de Aldecoa (La Robla, León, 1926), por su «magisterio y dominio literario con la escritura de una obra novelística que profundiza en los ámbitos de una memoria personal y generacional», relató el presidente del tribunal y premio Cervantes, José Jiménez Lozano. El acta, aprobada por mayoría del jurado reunido en el Monasterio de Prado de Valladolid, sede de la Consejería de Educación y Cultura, destacó asimismo el «sostenido y sobrio lirismo» de la autora de Los niños de la guerra , El vergel y En la distancia , un volumen de memorias presentado el pasado mes en el que plasma su infancia y toda una época de la historia reciente de España. El catedrático de Literatura de la Universidad de Salamanca y miembro del jurado Ricardo Senabre glosó la «dilatada y homogénea trayectoria» de una autora conocida por el apellido Aldecoa que tomó de su marido, Ignacio, fallecido en 1969, que ha contribuido a «restaurar algo que actualmente se dice que no existe, la memoria». En la obra de Aldecoa, una «superviviente» perteneciente al grupo de Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos, Rafael Sánchez Ferlosio y Carmen Martín Gaite, entre otros, encontró el catedrático una homogeneidad en la que «el recuerdo, la memoria, la transfiguración artística del pasado personal y colectivo cobra una importancia decisiva». Infancia marcada por la guerra Senabre arguyó que la vida de Josefina Aldecoa ha pasado por la Guerra Civil, («mi toma de conciencia política surgió a raíz del fusilamiento de mi profesor en León», recordaba la propia autora), sufrió sus «devastadores efectos», conoció los nuevos tiempos y ha atravesado todas estas etapas «dejando jirones de vida a un lado de camino», y eso ha dejado en su obra un poso de «nostalgia», de «reminiscencia» que «trata de rescatar y fijar por escrito ese tiempo pasado». Ha aportado la escritora leonesa «la imagen artística» de ese tiempo pasado que «muchos jóvenes ignoran y no conocieron y tal vez no siquiera han oído hablar de él», desde el punto de vista de una «observadora perspicaz y sensible», sostuvo el catedrático salmantino. Además, también en León fue su primer contacto con el mundo literario a través de la revista Espadaña . El presidente del jurado rechazó, a preguntas de los periodistas, que con el galardón se haya intentado saldar una deuda con una escritora poco premiada. «Yo creo que los premios, como las distinciones son gratuitos. Nadie tiene derecho a ellos, no hay ninguna deuda con nadie», pero no es «una oposición, no es una correa de méritos, o algo que mientras uno escribe esté invirtiendo y tenga que dar un día un resultado», relató Jiménez Lozano. Recalcó que «no es un tribunal de compensación tampoco. Es lo que es, le ha llegado y le podía no haber llegado», sino que de «manera gratuita nos ha parecido que se lo merece, y ya está». Aldecoa publicó su primer libro, «A ninguna parte», en 1961, y a partir de esa fecha escribió varios libros de cuentos hasta que falleció su marido, lo que la sumió en una gran depresión que la llevó a abandonar la narrativa para dedicarse a la enseñanza.