Bailando con lobos

COMO ESTO ya aburre seré breve. Por supuesto, señor Ordóñez, que escribo de danza y no hay espectáculo que pase por el Auditorio que no lo recensione, como podrá ver en la web de dicho centro o en las páginas de este periódico, otra cosa es que como usted no va por el Auditorio nada más que para ver sus producciones, o a presentar espectáculos en los que dice no tiene nada que ver, no me extraña que no me siga, pero bueno, tampoco es obligatorio hacerlo. Otra cuestión, y ésta si que ya es más grave en lo que a usted le atañe, es la siguiente: ¿cómo es posible  que diga que no ha formado parte de esta producción si en los programas de mano usted figura bien claro junto a Sabine Dahrendorf como directores artísticos? ¿Es que ya niega hasta le evidencia? De otro modo entonces, ¿qué diablos pintaba usted presentando el espectáculo, figurando en los programas de mano y escribiendo en estas páginas de algo que no le concierne? En otras palabras, quiere tocar las campanas y estar en misa, y eso, mi buen concejal, director del ILC y director artístico de Der Dämon , no es posible. Otra cosa que me llam la atención en esos dos días de función es que en ningún momento vi por el Auditorio a los representantes de esas cinco mil firmas que en su día ustedes recogieron en apoyo al Centro Coregoráfico. ¿No le extrañó a usted también? ¡Qué desfachatez! Ni osaron estar presentes en su Demonio pagando los 6 euros ni yendo detrás de ellos para regalarles las entradas. ¡Imperdonable! Como ven, toda esta historia está construida sobre mentiras y las disfracen con lo que la disfracen no dejarán de ser eso, patrañas. Miren, señor Ordóñez y señora Dahrendorf, por lo que realmente les llevan todos los demonios en este asunto es que se les acabó el engaño, se les descubrió el bluf y a partir de ahora tendrán que ir a buscar otros mercados tan incautos como éste, a ver si les sueltan los 120.000 euros a cambio de su producto, porque lo que es por estos pagos ya están muy trillado el timo de las vanguardias, de la incultura dancística y otras descalificaciones que ustedes suelen  sembrar. Por último, estoy de acuerdo con su cita de Valéry, es magnífica, pero claro, él se refería a la danza con mayúsculas, al verdadero arte de Tersícore, no a al bodrio que nos largaron. Y mientras voy aprendiendo de danza, naturalmente de la que puede llevar el calificativo de tal, entre pirueta y contorsión  le diré que si  no le gustan mis razones, tengo otras. Con Dios.