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El escritor villafranquino confesó su satisfacción por ingresar en los «clásicos» de Cátedra

Pereira: «Escribir es un oficio solitario, cuyo único consuelo es publicar»

Presentó en el Club de Prensa de Diario de León su libro «Recuento de invenciones»

León

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«He disfrutado y he sufrido muchas presentaciones, pero la de hoy es única». Así resumía Antonio Pereira las intervenciones de José Carlos González Boixo, profesor de la Universidad de León y autor de la espléndida introducción de su nuevo libro de relatos Recuento de invenciones, y la del editor y Premio Nacional de Literatura, Emilio Pascual, que repasaron la narrativa breve del escritor villafranquino. Y fue más preciso: «Boixo ha dado una lección magistral propia de Cambridge; y luego llega Emilio y me saca un gracioso recorrido por toda mi obra». Ciertamente, el profesor de la Universidad de León se adentró en profundidad en los libros de relatos de Pereira, para destacar la complicidad que el autor de El ingeniero Balboa, El síndrome de Estocolmo, Los brazos de la i griega, Picassos en el desván o Cuentos de la Cábila había conseguido entablar desde un principio con sus lectores. También se refirió Boixo a algunos aspectos anecdóticos y otros esenciales en los cuentos de Pereira -más de doscientos-, como lo que algunos han denominado el «erotismo diocesano», que le entronca con autores como el Arcipreste de Hita, o los ámbitos geográficos por los que discurren buena parte de ellos -el Noroeste y el espacio cosmopolita-. Boixo aseguró que el localismo de Pereira es «una síntesis de valores universales», al igual que ocurre con escritores como Rulfo, Benet o Luis Mateo Díez. Más breve y jocosa fue la intervención de Emilio Pascual, autor de Días de Reyes Magos , quien explicó cómo conoció a Pereira gracias a «la conjunción de Ángel Basanta y un palillo de dientes». En la comida en la que el responsable de Letras Hispánicas decidió publicar Recuento de invenciones, Pereira pidió al camarero: «Tráiganos unos palillos que no estén muy usados...». Tras las inevitables risas del público que llenaba la sala del Club de Prensa del Diario de León, Pascual tejió un recorrido por los personajes de Pereira, para dejar claro que su lectura le había resultado imprescindible. Pereira, hombre afable y de inagotables ocurrencias, se metió al público en el bolsillo desde que tomó la palabra. Confesó que escribir es «un oficio solitario y muy deseamparado, aunque uno se consuela cuando publica». Reconoció que le había «impresionado» ingresar en la colección Letras Hispánicas junto a inmortales de la literatura, porque los libros de Cátedra «se distribuyen sin fronteras, tienen vocación de permanencia y se encuentran en cualquier Universidad del mundo». Para solaz de los asistentes, el escritor leyó el cuento titulado Rabanillos , del libro Una ventana a la carretera (1967).

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