Diario de León

Doce meses sin el sabio leonés

El escritor y académico astorgano Luis Alonso Luengo falleció el Domingo de Resurrección del 2003, a los 95 años

Una de las últimas fotografías de Luis Alonso Luengo

Una de las últimas fotografías de Luis Alonso Luengo

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Maite Almanza - astorga
León

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León cumplió un año sin Luis Alonso Luengo. El escritor y académico astorgano fallecía, qué paradoja, en la madrugada del Domingo de Resurrección de 2003 en su domicilio de Madrid, a los 95 años. La edad pudo con décadas de investigación y de acumulación de saberes, con una intensa actividad que sólo se había detenido meses antes, cuando las fuerzas comenzaron a fallarle. Cronista Oficial de Astorga y de Hospital de Órbigo, Medalla de Oro de la Provincia, Leonés del Año, académico de la Real Academia de la Historia¿ su muerte dejó un vacío indiscutible en las letras leonesas. El Ayuntamiento de su ciudad natal decretó dos días de luto oficial, por su capilla ardiente en la planta baja del edificio consistorial desfilaron cientos de personalidades y ciudadanos anónimos para rendirle respeto y admiración, a Astorga llegaron decenas de coronas de flores¿ Su funeral se convirtió en lugar de peregrinación de los nombres importantes de la cultura, la economía, la política y la sociedad de la provincia. La capital maragata recuperó la tradición de los cortejos fúnebres de los ilustres para conducir a hombros el féretro con el cadáver del último miembro de la Escuela de Astorga hasta la Catedral. Sus restos mortales fueron inhumados en el cementerio municipal junto a los de su esposa, Anita García Tagarro, en cumplimiento de los deseos del autor. Durante los últimos doce meses la memoria de Luis Alonso Luengo ha estado más viva que nunca. De ello se han encargado personas e instituciones que parecieran no querer aceptar el implacable dictado de la vida y de la muerte, y que han dedicado esfuerzos e iniciativas a recordar su figura y su obra: la Cámara de Comercio de Astorga, que presentó durante su última feria trianual un busto de quien tanto colaboró a recuperar la procesión de La Zuiza; el Centro de Estudios Astorganos Marcelo Macías, que desgranó en su Ronda Literaria textos de Luengo o inspirados por él, y que dedicó un número de su revista Astórica al ex magistrado del Tribunal Supremo; o, más recientemente, la Casa de León en Madrid, que hizo lo propio con su publicación: León, como recuerdo a su fundador. Sin embargo, el mayor garante de la conservación de su pensamiento siempre será su abultada obra, que abarcó todos los géneros -novela, poesía y crítica literaria, historia o teatro-, una p roducción que, amén de sus trabajos en revistas y medios de comunicación, comenzó en 1929 con Estampas y madrigales.

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