Traje de novia

ANA DIRÁ hoy el «sí, quiero». Después de 60 episodios chinchando a sus televidentes, era hora. Ocurrirá en Ana y los 7, ahora mismo el serial-bandera de La Primera a la espera de ver que ocurrirá con Cuéntame... en cuanto coja carrera. Las aventuras y desventuras de la niñera Obregón son de una simpleza lindante con el encefalograma plano por mucho que se apele a la audiencia familiar y por mucho que su humor sea el colmo de la limpieza, como lejía catódica. Pero logra cifras espectaculares (mucha chavalada, pese a alargarse al night time) y sus promotores se escudan bajo la protección del cuestionado axioma «damos a los espectadores, lo que desean». Por fin se casará Anita con David, el hermano de Fernando, que es de quien realmente está enamorada... Ese detalle, da morbo al tema y hasta transgrede el tono limpio-limpísimo del conjunto. Resulta que la niñera se casará por miedo a la soledad, nunca por amor. Loa al pragmatismo emocional. Ya verán como al final hasta resultará que Ana y los 7, bajo su apariencia bobalicona y cursi, de personajes esquematicos hasta la caricatura, entrará en barrena contra la convención bienpensante. Vaya, vaya. Eso sí, Anita se pondrá un traje de Christian Dior y la boda será una cascada de incidencias con el tono habitual del serial. Que lo sepan previamente, porque a posteriori su recuerdo se volatizará.