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Desde un confesionario laico

González de Lama dirigió el Diario de León desde 1937, y la biblioteca de la Fundación Sierra Pambley desde el mismo año. Su consejo marcó a todos cuantos le conocieron

Publicado por
m. j. m. | león
León

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«Su discreto pupitre de la biblioteca se convirtió en cátedra, rincón de confidencias y confesionario laico para una legión de juventud que buscaba orientación distinta a la cultura imperante del régimen franquista». Así define el perfil biográfico de Antonio González de Lama la revista publicada por la Casa de León en Madrid con motivo del centario de su nacimiento. González de Lama se educó en el seminario de su Valderas natal, y enseguida ganó algunos premios literarios. Hasta el momento se han recuperado cuarenta de sus poemas, aunque no están publicados. Director del Diario de León y la biblioteca de la Fundación Sierra Pambley, alternó estas tareas con la educación y nunca dejó de decir misa diaria. Lo hacía en la parroquia de San Pedro de los Huertos. «Bajo el pararrayos y el escudo protector de don Antonio se gestó, en el claroscuro de la biblioteca Sierra Pambley, Espadaña», una revista que fue más bien un fenómeno de trascendencia para la vida literaria del país. Más allá, la publicación de poesía y crítica fue también un revulsivo en lo social y lo político. En 1963 fue elegido presidente de la Asociación de la Prensa de León; y en 1969 murió de una bronquitis crónica. Era fumador empedernido, y «liaba los cigarrillos, de tabaco negro, en particular los muy gruesos del paquete denominado popularmente Caldo de Gallina». El perfil biográfico describe así su persona y su personalidad: «Aunque los ricos le hicieron la corte con insistencia, vivió pobre siempre, sin la menor ostentación, hasta con las sotanas raídas. Jamás alardeó de sus saberes, de talento y de su su facilidad de palabra».