Propuesta para crear la cátedra universitaria Antonio G. de Lama

Maestro, director y amigo de los jóvenes. Hombre de equilibrio y de paz, de tanto talento como generosidad; respetado por todos y envidiado por muchos, dentro y fuera de la curia a la que pertenecía. De talante liberal y dialogante. Periodista, poeta, crítico y pensador. Antonio González de Lama sigue muy vivo en la memoria de cuantos le conocieron, y con motivo del centenario de su nacimiento, que se cumplirá en el 2005, sus discípulos y quienes reconocen la valía de un hombre excepcional están dispuestos a no dejar que su legado desaparezca con ellos. El reconocimiento quedó claro ayer en la mesa redonda sobre la figura del cura de Valderas, que contó con numeroso público en el Club de Prensa de Diario de León. El presidente del Consejo Superior de la Casa de León en Madrid, Cándido Alonso, trasladó a este foro la propuesta realizada por el poeta leonés Agustín Delgado en nombre del equipo de la revista Claraboya, que pide la creación de una cátedra Antonio G. de Lama en la Universidad de León, que serviría como foco de promoción de la poética. Una más de las iniciativas que se pretenden desarrollar el año que viene, y que pasan también por la recuperación de su obra en lo posible. Porque González de Lama dejó su impronta en las personas que le conocieron y en los escritores cuyos primeros pasos guió, pero son escasos los escritos suyos que se conservan. Entre estos actos, el Club de Prensa dedicará un ciclo de conferencias a la figura de uno de los fundadores de la trascendental revista poética Espadaña. Mensaje de Pereira El escritor Antonio Pereira no pudo participar en el acto por haber sufrido un accidente de tráfico (afortunadamente sin consecuencias graves), pero quiso dejar constancia de su admiración por González de Lama enviando por escrito unas palabras y un poema. «Viajaba poco, pero del mundo y de los hombres sabía mucho, tanto por sus lecturas como por su intuición», apuntó Pereira, quien destacaba que «volver de un viaje se convertía en una aventura tan apasionante como realizarlo sólo por el placer de comentarlo con él». El director del Club de Prensa, Alfonso García, recordó las palabras de Josefina Aldecoa, que ha reconocido reiteradamente la trascendencia de las conversaciones con González de Lama en su evolución literaria. En En la distancia, la autora recuerda cómo su afición a la lectura la llevó a la Biblioteca Azcárate, que dirigía el clérigo. Describe el ambiente entre los libros, el pupitre en el que se sentaba De Lama, «siempre dispuesto a atendernos. Los que leíamos con pasión teníamos a nuestro alcance una especie de milagro. Don Antonio nos iba introduciendo a través de conversaciones breves en los libros prohibidos y censurados, condenados al sótano». Recuerda también las tertulias una vez cerrada la biblioteca. Esta influencia en varias generaciones de escritores la destacó también Cándido Alonso, para quien el siglo XX fue el «siglo de oro de las letras leonesas». Recordó el reconocimiento que tanto Aldecoa como Víctor García de la Concha o Eugenio de Nora han manifestado públicamente a la figura del sencillo cura leonés. «Fueron muchos los que, gracias a sus consejos, se fueron introduciendo en el mundo de la literatura y la poesía». Alonso reclamó un esfuerzo para recuperar la obra de González de Lama, «actualmente desdibujada y carente de una visión armónica de conjunto».