Diario de León

| Obituario | Salvador de Pablos |

El poeta, dramaturgo y radiofonista ha dejado al tiempo sin su estribillo

El que fue crítico literario de La Voz de León en los años cincuenta y sesenta, fundador de la revista Altano, falleció a los 85 años, dejando una importante producción literaria

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Marcelino Cuevas - león
León

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Salvador de Pablos se fue en silencio, sin llevarse ningún reconocimiento. León no devuelve amores, se deja querer con la indolencia del soberbio, pero es reacio a otorgar sus favores. Salvador de Pablos veló sus primeras armas en la cultura de la capital del viejo reino leonés, publicando sus versos en la mítica revista literaria Espadaña. Fue a finales de los años cuarenta del pasado siglo, cuando cantaba a un niño solitario que viajaba en un arcaico tren ferroviario que quería gritar, «¡pero ¿para qué?, si nadie, nunca, oirá mi grito». Altano Fundaría después una revista, también dedicada la poesía, Altano, que solamente contó con dos númerospublicados, pero desde la que de alguna manera explicó lo que era la esencia de su ideario poético: «El poeta no escribe para sí, aunque los versos nazcan de una imperiosa llamada interior; el poema no puede ir, por lo tanto, destinado a la misma fuente creadora de la que surgió. La poesía, para ser eficaz no necesita adjetivos». Pero recordaremos siempre a Salvador de Pablos como hombre de radio, de aquella radio entrañable y ciertamente provinciana de los años cincuenta y sesenta, en la que aún había muchas cosas por inventar. En La Voz de León, popularmente llamada Radio Falange, aportaba su voz ante el micrófono al lado de las de Francisco Umbral, Luis del Olmo, Luis Arribas, Germán Tuñón, Manuel Tomé y muchos otros. También hizo crítica literaria desde Aldebarán, habló del séptimo arte y de teatro desde la revista Focos y Bambalinas, comentó el latir ciudadano desde El tiempo y su estribillo, el comentario al que, junto a Luces de la Ciudad, de Victoriano Crémer (Radio León), más atención prestaban los temidos censores desde la delegación del Ministerio de Información y Turismo. Enamorado del teatro Pero Salvador de Pablos estaba, sobre todo, enamorado del teatro, en el que ganó varios premios como autor y con el que se empeñó en una encomiable labor de difusión, tanto a través de las ondas radiofónicas, como de los teatros de la capital en los que ofreció, como director de Melpómene , incontables representaciones. En los años setenta De Pablos dejó León para trasladarse a la capital de España, y allí publicó libros de literatura infantil, Antes de la Esperanza y Geografía Elemental , y de poesía, La tierra dentro . Vuelto a León publicó La Tierra Olvidada , libro sobre un viaje a pie por la remota Cabrera, y aún tuvo tiempo de ganar varios premios antes de dejarnos, a los 85 años, en un desapacible día de primavera de este mayo metido en traidores fríos que helaron su aliento. Salvador de Pablos dejó su huella en una tierra a la que amó sin condiciones y que ha visto en silencio, en tremendo silencio, como le dedicaba su último adiós emocionado.

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