Las fotos

VENIR ahora con pasmos sobre lo ocurrido con los prisioneros iraquíes amanos de norteamericanos y de británicos, o es ingenuidad o hipocresía. El sentido común y la Historia con mayúscula, demuestran que esas prácticas existieron, existen y existirán. Los informativos machacan estos días con las fotos que unos descerebrados sacaron en sus orgías torturadoras, y ahora nos cuentan que hay vídeos (normal, todo soldado de Bush lleva una digital en su mochila...) y más fotografías. Puede que sea otro sarampión informativo que se cura con el cinismo del tiempo, pero quizá está bien que una y otra vez golpeen la retina de los espectadores con imágenes tan vejatorias. A veces la mejor manera de curarnos contra espantos está en restregarlos ante los ojos para que las retinas los fijen. Quizá así evitemos que se repitan. Tal como están las cloacas televisivas, es inevitable suponer que la sistemática emisión de las fotos, responde también a una finalidad morbosa. Impactan los cuerpos desnudos, amontonados, y aunque distorsionan la imagen de sus partes pudendas, les vemos las caras. ¿Deberían ocultarlas? Puede, pero así se pone rostro al horror. También vemos a quienes amparados en su uniforme, se despachan a gusto. Se les nota «del profundo Sur», tipos de mollera achicada. Quizá los Bush boys necesiten cambiar sus armas por aulas de alfabetización. Que emitan los vídeos para su escarnio.