Escenas y objetos cotidianos en cuadros de gran formato se despliegan ante el espectador
Mónika Aramburu y sus «Huellas involuntarias» se adueñan del Auditorio
Esta creadora alcanza su madurez artística con una interesante muestra de acuarelas
Cuando somnolientos y torpes abandonamos cada mañana nuestra habitación, la dejamos indefensa ante la invasión de fantasmas que han huido de nuestras fantasías, de nuestras pesadillas. Los pliegues de las sábanas, aún calientes, esconden mil y un misterios que abandonamos con indolente despreocupación. Mónika Aramburu es cazadora de sueños perdidos, los captura sin crueldad y los encarcela amorosamente en sus cuadros tras los sugerentes barrotes de sus acuarelas. La pintora nos ofrece su visión del mundo desde el escenario de lo cotidiano, las camas deshechas, testigos mudos de tormentas sin cuenta, los secretos de baño, el mundo mágico de cacerolas y sartenes¿ y los pliegues y recovecos de una vieja chaqueta, de una camisa deshilachada, de unos zapatos casados de hacer camino al andar, se convierten, por obra y gracia de sus mágicos pinceles, en entrañables obras de arte. Pintaba Mónika en tiempos pasados sus vivencias en pequeños cuadros, en espacios reducidos, pero en las obras que se muestran en la exposición recién inaugurada en las salas del Auditorio Ciudad de León, nos encontramos con que han crecido hasta adquirir grandes proporciones, pero no por ello han perdido su tinte de intimidad. Hablar de acuarela es casi siempre hablar de paisaje, pero en los cuadros de Mónika Aramburu los paisajes nunca escapan al reducido espacio de una habitación. «Yo -confiesa- la empleo de una manera distinta. Normalmente se pinta en vertical, pero yo he descubierto un truquillo y pinto en horizontal, como si se tratara de óleo, es la única manera de poder trabajar con estos formatos». Viendo esta espléndida exposición, el espectador duda si la artista nos relata un largo periodo de su existencia o si estos cuadros son fruto de un tiempo limitado. La pintora confiesa: «Los he pintado pensando en esta exposición, representan en trabajo del último año. Conociendo la grandiosidad de las salas del Auditorio, decidí que en ellas los cuadros pequeños se perderían, por eso cambié a formatos mayores». Hay, además, varias notas originales en esta exposición de Mónika Aramburu, entre ellas el añadido de objetos reales. El tapón del baño, los cordones de las zapatillas, la araña perdida entre los papeles¿ objetos que surgen del escenario pictórico dotándolo de una nueva dimensión. Aramburu demuestra haber dejado atrás todo aprendizaje: es una pintora madura ante la que se abre un futuro lleno de promesas. Horario: De 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 19.15. En el Auditorio Ciudad de León.