«La televisión se rige por lo políticamente correcto»

El actor Tristán Ulloa dejó de intervenir en El Comisario cuando el cine le abrió las puertas de par en par con Lucía y el sexo . Ya se había introducido en la pantalla grande con Mensaka y hoy se ha confirmado como un actor sólido. No le habían convencido para volver a la pequeña pantalla, donde dice que los productores no arriesgan, hasta que le ofrecieron el papel protagonista de Diario de un Skin , una nueva tv movie de Telecinco basada en la obra del periodista Antonio Salas, donde se infiltra en una banda de skinheads. -¿Resulta duro meterse en la piel de un skin? -Yo he interpretado a un periodista, el propio Antonio Salas, que tiene que hacerse pasar por skin. Mi personaje tiene un gran conflicto interior. Un error en su forma de comportarse puede ser fatal delante de ellos porque lleva una cámara oculta y sabe que una equivocación le puede costar la vida. -¿No necesitó acercarse a ningún skin, como el autor de la obra, para interpretar el personaje? -No. Ya tuve una experiencia y no me gustaría volver a repetirla. Fue hace doce años y nos agredieron a un amigo y a mi. -En sus trabajos destaca sobre todo el temperamento dramático por encima del cómico. -Yo no me rijo al aceptar papeles por si no cómicos o dramáticos sino porque exista una buena historia, me guste el personaje o me interese quién diriga. ro Fernández. -¿Le interesa la televisión como actor? -Si eres claro con lo que pretendes, la televisión te da dinero y popularidad, básicamente. Estaría bien que hubiese otro tipo de incentivos, que las televisiones arriesgasen más en las temáticas que tocan. Pocas veces es así. -¿A qué llama riesgo? -A coger el toro por los cuernos, a olvidarse de lo políticamente correcto, a apostar por algo realista, a no tener miedo a herir sensibilidades para tener mayor audiencia... El público no es tonto y cuando ofrecen calidad la aceptan. Ahora todas las series son amables, de corte familiar. Y me parece muy bien, pero también es necesaria la variedad. -¿Por qué se fue de «El comisario»? -Fue una etapa. Firmé una temporada, tenía ofertas muy atractivas en cine, como trabajar con Julio Medem. Pensé que era el momento de dejar la serie. -Pero el cine también se alimenta de la televisión... -Cada actor empieza donde puede o le dejan. Yo me inicié en el teatro y luego tuve la suerte de trabajar con Ignacio Mercero en aquella serie magnífica de TVE que fue La vida en el aire . La producción fue boicoteada porque coincidió con un cambio de gobierno, cuando llegó al poder el PP. Fue la primera serie juvenil rodada en cine y tenía un tono más liberal de lo que se hacía entonces. Estuvo dos años en el congelador y cuando se emitió fue en verano, en La 2 y a partir de la medianoche. ­-¿Y espera algo más de la televisión en esta nueva etapa? -No me arriesgo a esperar nada. La televisión ha alcanzado un nivel bastante preocupante porque toda la parrilla está cubierta de lo mismo. Los programas del corazón cubren desde la mañana a la noche, es terrible. La televisión no busca un interés público sino una rentabilidad de una forma muy descarada.