Lágrimas

LÁGRIMAS, sonrisas y pitorreo, dependiendo de la fiesta, claro. Se acabó una Liga que nadie hubiera firmado en su primera jornada. Lágrimas en Vigo y en Valladolid, alegría desmadrada en Barcelona (el Español se salvó) y en Sevilla (va a la UEFA), con pitorreo en Madrid (los «galácticos» confirmaron su peor temporada en años). Cosas del omnipresente fútbol, que todavía es «de interés general» pese a que cada vez lo es menos porque la gente comienza a descubrir que más allá de los estadios, hay otra vida... Claro que, esto todavía no se acaba. A la vuelta de la esquina nos esperan Portugal y la Eurocopa, esa que agoreros oportunistas ya colocan en nuestras vitrinas. Jo. Las cámaras están muy atentos a la grada en jornadas con el dramatismo de anteayer. Tanto o más que en el partido, porque los planos con forofos llorando dan bien en pantalla. Más que los contentos, que se mueven demasiado. Además no causan el mismo impacto en el espectador casero. Pero un primer plano del rostro lloroso de un crío o de una adolescente, es otra cosa. Enternece y todos nos convertimos al equipo descendido. Si el afectado es adulto, hasta provoca congoja. Uno cree que con los problemas que hay en la vida, bastante más graves, a ese tío le partieron el alma. Por algo tan nimio como una Liga.