«Si los árabes cambiaran puede que no tuvieran tantas ganas de suicidarse»

El profesor José Luis Pinillos, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, ofrece hoy una charla dentro del ciclo que la Fundación Hullera Vasco Leonesa dedica a la Real Academia Española. Pinillos está considerado el padre de la psicología contemporánea española, ha escrito, entre otros, La mente humana , Tecnología de la conducta , Principios de psicología , Más allá de Freud o Psicopatología de la vida urbana. 1397058884 -¿Cuál es la enfermedad de nuestro tiempo? -Por la experiencia que tengo: el stress y la depresión. Hay dos tipos, la congénita y las reactivas, que son las provocadas por el ambiente. Hoy en día todo es muy inseguro, como el porvenir. La violencia se ha disparado y hay una pérdida clara de la razón moral porque en la ciencia no caben las razones morales. Además, vivimos una época de grandes diferencias, en el que el capitalismo se ha hecho salvaje debido a la caída de la URSS. El progreso va unido a la velocidad de los cambios; cada cambio produce otros dos o tres en un ascenso geométrico, lo que provoca cambios psicológicos malos Cuando se consigue una cosa es para lograr otra, lo que mina la conciencia en uno mismo y no te permite disfrutar de lo que se consigue. El valor de cambio vale más que el de uso. -El postmodernismo trata de evitar eso -Si; el postmodernismo trata de deshacerse de esa máquina del cambio continuo. Es su antítesis. El problema es que no ha entrado en España porque no tuvimos modernidad, con lo que no se produjo una asimilación de deberes. Los reyes Católicos, Carlos I y Felipe II detuvieron la modernidad, no quisieron cultivar la ciencia moderna, que se paralizó debido a la escolástica. No querían hablar más que de la física de Aristóteles. -¿Cómo explica la reacción popular en las urnas tras el atentado del 11 de marzo? -Está claro que produjo un cambio. El pueblo español es muy actualista; se impresiona demasiado por las cosas que ve. Está muy determinado por las cosas que se pueden tocar, no es reflexivo. Marcusse decía que el español era una persona innovadora, rupturista en las tonterías, pero en las cosas fundamentales es tan conservador como en el siglo XVII. -¿Cree que se puede cambiar la psicología del pueblo español? -Es enormemente difícil porque los jóvenes, a pesar de lo que creen, no hacen sino recoger los convencionalismos de los padres. Piense en un ejemplo. ¿Quién ha podido reducir el número de funcionarios en España? Nadie. Creo que estamos abocados a lo mismo -Según esa afirmación, podría decirse que el olvido no existe en realidad. -No, todo lo contrario. Gracias a que hay olvido hay progreso. Lo que ocurre es que el hombre actual progresa, pero no mejora. Cada vez se mata más gente, lo que nos lleva a pensar necesariamente que la condición humana sigue siendo la misma. Piense usted por ejemplo en la URSS. Los dirigentes soviéticos tuvieron setenta años para controlarlo todo y establecer el ideal del comunismo. Sin embargo, no lo lograron. -Pero eso podría deberse al afán de libertad del hombre. -El hombre aspira a la libertad de medios, pero no a la libertad profunda. Se trata de un miedo freudiano, reprimido. -¿Cómo explica la actual guerra entre civilizaciones? -La guerra actual no es de civilizaciones, sino de épocas. Los árabes, que tuvieron una gran época de esplendor, se quedaron parados, inmóviles, dejaron de avanzar debido al desinterés de los jeques. Su crecimiento se basó desde entonces en la invasión de las civilizaciones que ya están en marcha. Si cambiaran, puede que no tuvieran tantas ganas de suicidarse. -¿Cómo influye nuestra circunstancia en el desarrollo del subconsciente colectivo? -El ámbito geográfico, por ejemplo, influye mucho más de lo que podemos pensar. Hay una gran diferencia entre los países centroeuropeos y los latinos en cuyo desarrollo han tenido gran importancia los aspectos climatológicos y geográficos. En el caso español, los Pirineos y la cercanía a África son un hecho. Lo de que Europa termina en los Pirineos tiene cierto fundamento. Hemos estado apartados de Europa durante demasiado tiempo. Además, hemos sufrido más de ocho siglos de lucha contra los árabes, que siempre han querido llegar al vergel a través de Europa. Nuestro esfuerzo en expulsarles hizo que volviéramos la espalda a Europa. .