Crímenes

A ESO DE las once y media, Manuel Giménez en Por la mañana (La Primera), nos contaba los detalles de un suceso sangriento ocurrido en Madrid. Un septuagenario, jubilado de la policía, la emprendía a tiros con alguien y a la llegada de unos agentes de paisano, no depuso su actitud y recibió un disparo en la femoral que le desangró en pocos minutos. En la acera quedaban dos fiambres. Simultáneamente, María Teresa Campos se empleaba en Día a día (Tele 5), en contarnos la muerte violenta de dos jóvenes en lo que se especulaba un posible suicidio. Cuando ambos dan cancha y minutos a la crónica negra, es porque su clientela lo ve bien. Así de claro. Como un apéndice del reality show o si se prefiere, confirmándose ambos espacios en el límite del infoshow, eso de mezclar espectáculo con información escorada al morbo, recreándose en los datos más escabrosos, con especial atención a los rastros de sangre. Les guste o no, es también telebasura. Que las desgracias venden en televisión, nadie lo discute, pero lo que sucedió con el pistolero ocasional y con la pareja suicida, nada tiene de singular, que se da casi todos los días. Pero que nadie se crea que fueron los únicos sucesos espeluznantes, porque hubo más. La tele de las mañanas es para salir corriendo y evitar que la sangre te salpique. ¿Tan retorcido es el target matinal?...