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El profesor hizo una defensa encendida de la postmodernidad y de la búsqueda de la verdad

«Lo que he aprendido de la vida es que nunca hay que darse por vencido»

José Luis Pinillos defendió que el hombre tiene que vivir un continuo renacimiento

El profesor José Luis Pinillos -en el centro- ayer, en un momento de su conferencia

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Cristina Fanjul - león
León

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El profesor José Luis Pinillos ofreció ayer una lección magistral acerca del sentido de la vida, de la postmodernidad y del papel de los intelectuales -y de él mismo- en la sociedad actual. «Qué quieren que les diga de la vida desde los 85 años. Antes no me preocupaba por ella, sólo vivía, ahora quiero terminar las cosas que tengo que hacer», decía al comenzar la charla. El principio de su conferencia se convertía así en un canto a la vida constante, a la necesidad de no darse por vencido, a la voluntad de seguir adelante pese a todo. «La mayoría de las cosas que hacen que estemos aquí nos vienen dadas por azar. Hay casualidades y cosas que podemos hacer por nosotros mismos. Yo tengo la teoría del renacimiento constante», destacó. Por otro lado, hizo gala de la búsqueda y la defensa de la verdad que siempre ha guiado su vida. «Si me echan una montura encima, me la quito», expresó con humor, para dejar clara la necesidad de no mentir nunca, ni a los demás ni a uno mismo. Gran parte de su intervención estuvo dedicada a uno de los temas vertebrales de su bibliografía: el postmodernismo, una corriente filosófica de reacción contra el modernismo que fue especialmente significativa en los países anglosajones, pero que pasó sin pena ni gloria en España. «En España, la reacción fue de rechazo total, había interés a priori de que no se conociera, por eso a mi comenzó a interesarme», aseguró. El profesor Pinillos recordó que a finales del XIX terminó una época y comenzó otra. «A partir de ese momento, los problemas comenzaron a ser globales, mundiales. Surgió la posibilidad real de destruir el mundo, y todo eso supuso un corte radical con la modernidad», razonó. Hubo tiempo también para los chascarrillos. Habló de Pío Baroja -un tipo fenomenal, escéptico y agudísimo-, quien le confesó entre café y café que la generación del 98 no había sido sino un invento del «tonto de Azorín». «Recuerdo que el día que le conocí me dijo que iba a intentar quitarme dos cosas de la cabeza: la invención del 98 y mi tendencia fascista», destacó con sentido del humor. Uno de los momentos más interesantes de la charla fue el momento en el que se «defendió» de una de las preguntas de los asistentes. En ella, se le pedía que explicara su pasado político durante la guerra. José Luis Pinillos defendió su trayectoria, manifestó que el tiempo le ha alejado de los extremismos y expresó, una vez más, su lamento ante la situación endémica a la que ha tenido que enfrentarse España. ««Me da pena que en este país se sigan anteponiendo las cosas de partido a los intereses generales; lo que hace el que llega es destruir lo que hizo el anterior», dijo. Para terminar, volvió a defender la dificultad para luchar contra el terrorismo musulmán. «Se trata de una guerra de épocas, porque los pueblos árabes se han quedado en el pasado», declaró.

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