Una lección de grandeza
La prestigiosa formación británica The Sixteen abrió en León una gira por España en un Auditorio con la mitad de su aforo
Es una lástima que el Ayuntamiento desde su concejalía de Cultura se gaste los dineros en programaciones modélicas como las ofrecidas en estos dos últimos años y luego se limite a no publicitarlas más que en las revistas especializadas. Lo que realmente se necesita es hacerlo para el ciudadano de a pie, tanto local como foráneo, que no encuentra en los hoteles donde reside ni en los spots publicitarios de la ciudad ni la más mínima señal de que existe un auditorio en el que, además de congresos y otros menesteres ,también se hace música. Y, por favor, no nos vengan desde la concejalía con que no hay dinero para publicidad. Eso, como muy bien saben ustedes, se soluciona cobrando los congresos -que no se cobraban ni con el anterior gobierno ni con este- y recortando del presupuesto anual un par de conciertos. De nada sirve traer primeras figuras mundiales si pasan sin pena ni gloria como si fuera una actuación más. Otro apartado a tener en cuenta a la hora de atraer al público sería el de intentar no «espantarlo» con posturas prepotentes y mal educadas que no conducen más que al desprestigio del Auditorio. En lo que al concierto se refiere, las cosas no pudieron ir mejor. La profesionalidad y el buen hacer de la formación británica no permitieron fisuras ni resquicios a la hora de brindar un actuación modélica en todos los sentidos, máxime si tenemos en cuenta que el Auditorio de León era la plataforma de lanzamiento para que el grupo que dirige Harry Christopher iniciara su gira por España. Tras León, actuarán en las principales ciudades del norte de la península, para alcanzar Madrid a mediados de mes. Acompañados por Elizabeth Cragg y Gillian Keith (sopranos), Matthew Bale (tenor) y Jonathan Arnold (barítono), The Sixteen interpretaron la Misa Brevis en Sol Pastoral, KV140; Sinfonia Nº 34 en Do, KV338; y Misa En Do Menor, KV427 de Mozart, conformando uno de los programas más atractivos y menos frecuentados de la obra del compositor salzburgués. Considerado como uno de los grupos más prestigiosos y cotizados del mundo por la belleza de sus voces y la claridad de sus lecturas, The Sixteen cuida al máximo cada una de sus actuaciones, manteniendo ese altísimo nivel interpretativo que siempre les ha caracterizado. Iniciaron la velada con la Misa Brevis, «Pastoral», Kv 140 de Mozart, un modelo de tratamiento coral con intervenciones magníficas de la soprano William Kreig. Su voz etérea y afinación perfecta hicieron de esta misa una joya canora de indudable belleza. La Sinfonía en Do nº 34, no es de las más inspiradas del autor de La Flauta Mágica , pero posee un encanto especial en algunos pasajes del allegro inicial en las sección de viento, en la que los fagots y óboes colorean la marcha que se insinúa. El final es otro allegro vivace muy cantábile que los Sixteen tradujeron de forma soberbia con un empleo de los violines y las violas sobrecogedor. Cerró el soberbio concierto la Gran Misa en Do Menor Kv 427, uno de los más finos ejemplos de la música sacra de Mozart. Un auténtico monumento a la polifonía y un alarde de generosidad creativa sin parangón. Mozart quiso extaer todos los recursos a las voces solistas y las supo empastar con ese coro maravilloso que, en el caso de The Sixteen, alcanza la categoría de milagro vocal. Las cuatro voces solistas fueron un lujo canoro por la belleza, calidad, afinación y línea de canto que exhibieron. Su precisión dramática, en algunos pasajes de difícil resolución, lo sirvieron con todo el poder de unas voces que conocen a la perfección cada recurso.