INTERFERENCIAS
Las motos
AUNQUE se habla de Pedrosa, Gibernau, Nieto, Elías, en fin, varios de los jóvenes pilotos españoles que se están luciendo en el circuíto de las motos, curiosamente no gozan del lustre mediático del asturiano Alonso en el de los coches. Normal, asumimos, los presupuestos que se manejan en las cuatro ruedas de la Fórmula 1 son casi galácticos frente a los más terrenales de las dos ruedas en sus varias categorías en centímetros cúbicos. Sin embargo el espectáculo que dan estos chavales es de altura emocional considerable. Y encima, ganan. No siempre, pero casi. A un ritmo que Alonso todavía no puede superar. Ayer La Primera y La 2 simultanearon el GP de Catalunya y los forofos de la moto lo habrán disfrutado a gusto porque nuestros pilotos volvieron a hacer podium. Con mejor o peor suerte, pero se lucieron y dieron espectáculo. Casi extraña la «fiebre» Alonso frente a los éxitos de estos titanes, gente menuda, que vuelan a lomos de sus máquinas. Para quienes consideramos la velocidad, un placer fácilmente sustituible por otros más livianos aunque igualmente intensos, se hace complicado entender como alguien se juega la vida en una curva o en un adelantamiento que te puede lanzar varios metros por el aire a la espera de una caída quizá mortal. En parte porque también buscan la gloria mediática que les regatean en favor de Alonso. Así están las cosas.