Hablar sin decir

NO ES DE AHORA, pero se nota más. Son las declaraciones de los futbolistas y de los entrenadores, a las que se suman los profesionales de los medios. A los primeros salir a la palestra les va en el sueldo y a los segundos, el sueldo les exige hacerlos hablar. Muchas veces los periodistas hacen virguerías para salir airosos de su trabajo porque los declarantes o no dicen nada o llenan el aire de tópicos y de frases hechas, que el espectador ya no sabe como tomar. Es tal la batería de lugares comunes con respecto al fútbol, que a la tele solamente le queda el recurso de ir a la captura de imágenes impactantes o curiosas para evitar el derrumbe del edificio del interés. Con lo de la Eurocopa de Portugal, TVE echó el resto. Además de emitir todos los partidos con el concurso de sus soportíferos comentaristas (una excepción: Salinas de vez en cuando pide opinión a su compañero de micro, algo es algo), les da amplia cobertura en sus Informativos y les dedica un programa nocturno en La 2. Entrevistan a los seleccionados para escucharles otra vez lo mismo, por activa y por pasiva, por delante y por detrás. Quizá conscientes de que escasea la leña que arde, se inventaron secciones micro para romper la rutina. Por ejemplo, les preguntan sus aficiones, sus sueños y frustraciones, en fin un intento de hacerles hablar para que digan algo (otra cosa son las respuestas, algunas de salir pitando...).