La sabiduría alejada de la espectacularidad

Ceremonioso y sereno toda la tarde, Jesús Janeiro hizo gala de un conocimiento que le permite una gran pulcritud en sus faenas, pero con frecuencia alejada de la espectacularidad. Recibió a su primero con suavidad en el capote; derribó el toro al caballo y el diestro realizó una faena que comenzó perdiéndole pasos, hasta darle la distancia que necesitaba. Consiguió así sacarle pases largos, también por el izquierdo, pitón por el que el recorrido era menor. Jesulín entendió bien al toro, lo trasteó en las afueras dándole tiempo entre tanda y tanda para que se recuperara. Cuando el animal se quedó más corto optó por los pases circulares, martinetes y otros adornos que al final fueron lo más jaleado del traste. En el cuarto no se dejó influir por el triunfo del Fandi. Inició faena de rodillas agarrado al estribo, y el toro se lastimó en uno de los pases. A partir de entonces le instrumentó un largo trasteo a media altura, correcto por los dos pitones y sin emoción por la endeblez del astado. El público le agradeció todo.