La música de Pedro Luis Ferrer se oculta para volver a sonar en La Habana

Al cantautor cubano Pedro Luis Ferrer, una de las voces críticas de la llamada Nueva Trova , no le duelen prendas en reclamar el pluripartidismo ni en pedir clemencia para el poeta Raúl Rivero, condenado a 20 años de cárcel. Ferrer (Yaguajay, 1952), un músico autodidacta encuadrado en la generación de la década de 1970 de la Nueva Trova, junto a figuras como Silvio Rodríguez o Pablo Milanés, ha seguido una trayectoria diferente. Sus canciones no suenan desde hace tiempo en las radios cubanas, sus conciertos no se programan en la televisión estatal de la isla y tampoco actúa ahora en grandes espacios, aunque desde hace poco sus seguidores disfrutan de su música, una vez al mes, en una peña habanera conocida como e l Hueco . Sus temas tienen estribillos como «mi padre fue fidelista, yo no tanto como él/ pero quien toque a mi padre, tiene que darme también (...)/ detesto la burocracia, que convirtió la eficacia en un montón de desgracias/ de vanas prohibiciones aumentaron los rencores y mataron mil amores» o «como que mi Cuba es cubana ciento por ciento/ con dinero nacional convidaré al extranjero». Letras como éstas le acarrearon hace años críticas del oficialismo cubano pero siguen encandilando a sus incondicionales. «Tuve discusiones en los años 80 con funcionarios hasta que se convencieron de que no voy dejar de cantar lo que yo siento, es un derecho humano (...) tengo mi cabeza para pensar, tengo derecho a protestar y a estar en desacuerdo con lo que me afecta», asegura el artista cubano.