Héctor Alterio se mete en la piel de Claudio en el festival romano de Mérida

El emperador tullido, tartamudo y sordo a quien todos despreciaron, pero que acabó guiando el destino de uno de los mayores imperios de la Antigüedad, ajustará el jueves las cuentas con su pasado en Yo, Claudio , el primer estreno de la 50 edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida. Claudio será Héctor Alterio y la pérfida Livia, su abuela, Encarna Paso, en esta versión de José Luis Alonso de Santos sobre la novela de Robert Graves, que fue definida por su director, José Carlos Plaza, como «un enorme flash back» durante la presentación, que tuvo lugar ayer en Mérida. En su ajuste de cuentas con el pasado, «Clau, Clau, Claudio» o «el pobre tío Claudio», como lo llamaban sus contemporáneos según la novela de Graves, dará un repaso también a las miserias del presente, a la confrontación oriente-occidente, a la corrupción del poder, a la contraposición de los valores mercantiles y humanistas. Estos son los aspectos de la obra de Graves que más se han potenciado en una adaptación «apasionante» -de la que Plaza se quedó «embarazado» en Mérida, en 1996, cuando dirigía en el festival una obra de Plauto-, de una novela «interminable», tanto que, ironizó Alonso de Santos, «la próxima vez haremos la Biblia». Héctor Alterio parecía estar dentro de la piel de Claudio durante la presentación, abstraído, ausente, jugueteando con una botella de agua vacía, pero lo devolvieron a la realidad los elogios que le dedicaron sus compañeros.