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La pintora, enamorada de los Picos de Europa, ha transformado el color en su pasión artística

Carmen Sopeña presenta en Arte Lancia cuadros y muebles decorados

La autora dirige un taller en el que enseña a pintar y a decorar objetos domésticos 1397124194

Carmen Sopeña, ante una de las obras que expone en Lancia

Publicado por
Marcelino Cuevas - león
León

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Si un pintor se enamora del color está perdido, se crea en su interior una dependencia incontrolable que le lleva a llenar de manchas lienzos y más lienzos en un vertiginoso viaje sin retorno. Carmen Sopeña, asturiana de nacimiento, gallega de adopción y apasionada de los impresionantes paisajes de los Picos de Europa, lleva clavados en el alma los colores del norte, el azul del Cantábrico, el gris de las tormentas, el rojo de las pasiones, el verde desbordante de los bosques¿ y con ellos pinta porque «mi vida es pintar -dice- yo vivo exclusivamente para la pintura». Su obra demuestra que es así. Carmen Sopeña es asidua visitante de la galería Arte Lancia, donde ha expuesto en varias ocasiones, la última hace cuatro años. Confiesa la pintora que desde entonces su pintura ha cambiado sustancialmente, «La pintura tiene que estar en una constante evolución. Ahora estamos pasando todos los artistas por un momento confuso, controvertido, porque hay diversidad de tendencias, es muy difícil definir estilos, es como un torbellino que todo lo arrastra y que no deja a los artistas un momento de reposo si quieren mantenerse de alguna manera en la vanguardia». La obra de Carmen Sopeña requiere de una contemplación pausada, porque hay que escudriñar en el amasijo de colores en la diversidad de las manchas y los contornos para encontrar algo más, para descubrir esas figuras que al final siempre están presentes en su obra. «Lo que define mi pintura es la carencia de perspectiva, prácticamente ha desaparecido de mis cuadros. En ellos mandan los colores, las texturas de los materiales, las intenciones que se dejan intuir en unas formas imaginarias. También cuido mucho la composición para convertir mis pinturas en algo casi irreal». El colorido de sus obras es peculiar, está lleno de personalidad. «Sí, - asegura- siempre me ha gustado mucho jugar con el color, el cromatismo es una de las señas de identidad de mi arte, siempre he trabajado mucho los colores». Confiesa la pintora que en cuanto a motivos no tiene preferencias, «me sirve todo, creo que cualquier cosa puede convertirse en el objetivo de un pintor, incluso cualquier idea es suficiente para a concepción de un cuadro. Cualquier objeto, por feo que sea, tiene su atractivo para ser plasmado, claro¿ que hay que saber encontrarlo». Carmen Sopeña dirige un taller en el que además de enseñar a los alumnos a pintar, se les inicia en la decoración de objetos domésticos, como armarios, mesillas, paradores¿ y en esto también Carmen es una gran profesional. «Me gusta muchos pintar muebles, lo que pase es que si lo quieren hacer bien es agotador, porque cada una de sus caras es como pintar un cuadro distinto, pero que a la vez tienen que convertirse en un conjunto». «Cuadros y muebles de taller» es una exposición llena de interés en la que se descubre la verdad de una gran pintora.

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