Artista desde niño, el guitarrista ha cambiado el concepto flamenco

El maestro flamenco por excelencia y considerado el mejor de todos los tiempos nació en Algeciras (Cádiz) en 1947. Hijo de un «tocaor» sin gloria que no pasó de las reuniones de aficionados, debe buena parte de su éxito a su padre, que desde que nacieron él y sus hermanos, se fijó el propósito de convertir a sus hijos en grandes artistas flamencos. El propio Paco afirma que no cree que hubiera podido llegar a ser ninguna otra cosa: «Uno es lo que es en su niñez y yo en mi niñez estaba rodeado de flamencos a todas horas». De ahí que de Lucía se diera a conocer a los doce años junto a su hermano Pepe en el dúo Los Chiquitos . Poco después se metió de lleno en la composición y los mánagers Lippman y Rau lo contrataron para el Festival flamenco gitano. Sus primeros discos, dúos de guitarras, los grabó con Ricardo Modrego y sería en 1970 cuando le habría de llegarle la consagración definitiva. La unión artística entre Paco de Lucía y Camarón, una de las más existosas de todos los tiempos, se produjo como resultado del amor que ambos sentían por la verdad flamenca y gracias a las cualidades musicales de los dos artistas. El propio Paco afirmó que se había enamorado de él para siempre. Con Entre dos aguas , de 1973, no sólo llegó a lo más alto de las listas de éxitos sino que presentó al público joven la guitarra flamenca. La música brasileña y el jazz ejercieron una gran influencia sobre su arte, pero sin llegar en ningún momento a perder sus raíces flamencas. De Lucía ha cambiado a lo largo de su carrera el rumbo de la sonata y, como consecuencia de esta transformación, de lo que parecía más difícil todavía: del propio flamenco.