Luis Miguel Alonso recibe por «Pasos sobre la tierra» el Premio «Eugenio de Nora» de poesía | Crítica | Música |
Un recital poético pone broche al homenaje de Magaz a Ángel González Descubren en Segovia una vivienda romana La música de Los Argüellos hizo vibrar a un Auditorio a rebosar
Un grupo de conferenciantes repasa la trayectoria del ilustre catedrático cepedano Sobresaliente actuación de Juan Carlos Mestre, e
De éxito se pueden calificar las Jornadas Culturales de La Cepeda, en las que la entrega del título de «Cepedano del año» y el de Poesía «Eugenio de Nora», además del recital poético que lo siguió, fueron los platos fuertes del día. La asistencia de público desde las 11.00 horas de la mañana, momento en que se produjo la inauguración de la Jornada a cargo de autoridades locales y provinciales, acompañó el festejo durante todo el día, lo que favoreció la participación a lo largo de ayer sábado en la localidad de Magaz de Cepeda. Las conferencias que se celebraron a lo largo de todo el día contaron con un gran número de oyentes, no en vano, conocer la vida y obra de uno de los paisanos más ilustres del municipio, fue algo que atrajo con fuerza a muchas personas, que no quisieron perderse una ocasión como la que ayer se les presentó en su localidad. A las 11.30 horas Gregorio Natal Álvarez pronunció una charla sobre la obra filosófica de Ángel González Álvarez, el homenajeado. La impartida por Martín Martínez sobre la obra institucional del cepedano y la de Memorias y Recuerdos de Gónzalez Álvarez, pronunciada por Eugenio de Nora, cerraron la mañana. A las 17.30 horas las vivencias de Antonio García Álvarez con Ángel González Álvarez fueron escuchadas por todos los asistentes que acudieron a la última de las conferencias celebradas en la jornada de ayer. La lectura de la comunicación de Ángel Luis González constituyó la previa de la entrega del título «Cepedano del año» a título póstumo a la familia de Ángel González Álvarez, el catedrático, escritor y director más conocido de la localidad, poniéndose punto y final con ello a la jornada dedicada a su persona. El Premio de Poesía «Eugenio de Nora» llegó a las 18.30, con la entrega del primer premio, conseguido gracias al poemario Pasos sobre la tierra, a Luis Miguel Alonso, y a él le siguió el recital poético en el que intervinieron personalidades literarias como el propio Eugenio de Nora, Marifé Santiago, Juan Pedro Aparicio, Carmen Busmayor o Luis Artigue, entre varios otros. Dulzaineros y música regional amenizaron el fin de la jornada de ayer que se transformó en velada. El aniversario de estas Jornadas Culturales de La Cepeda, este año es la décima convocatoria, se han celebrado con una afluencia importante de público, y ya siendo una de las citas consolidadas dentro del panorama cultural leonés durante el verano. El equipo de trabajo de la Universidad SEK de Segovia, que está excavando en el yacimiento arqueológico romano de Coca (Segovia), ha descubierto restos de lo que podría ser un gran complejo residencial romano, una gran «domus» de más de 200 metros de lado. Los arqueólogos explicaron que están trabajando en una sala de grandes dimensiones, que ya supera los 120 metros cuadrados y que está recubierta por mármoles de gran lujo, lo que confirma la importancia de este edificio romano, que estuvo inhabitado durante la Tardoantigüedad y que puede ser uno de los de mayor tamaño construidos en España durante esta época. Los estudios indican que esta vivienda podría pertenecer a una familia caucense, que estaba vinculada al Imperio Romano. Durante esta campaña de excavaciones, los trabajos se han centrado en un área, que abarcaba una gran sala del edificio y cuyo suelo estaba decorado con «extraordinarios» elementos ornamentales de «gran calidad técnica e impecable acabado». La codirectora de los trabajos, Olivia Reyes señaló que el pavimento de esta sala «presenta un esquema de tres bandas de placas de grandes dimensiones que recorren el exterior y están en contacto con la estructura del muro». Reyes detalló que la composición del suelo tiene «una riqueza extraordinaria», ya que se creó con un «juego con placas de mármol rectangulares y cuadradas inscritas en un espacio cuadrangular». No cabe duda de que la música cuando se sirve con la rotundidad de lo natural atrapa, enaltece y llega directamente al corazón. Así al menos lo entendieron los numerosos espectadores que el pasado viernes acudieron al Auditorio Ciudad de León para dejarse atrapar por las tonadas, la voz y la música de una zona de la montaña central leonesa que hunde sus raíces y sus memorias entre los ríos Torío y Bernesga, y guarda entre sus tradiciones cantos ancestrales que el tiempo ha querido aniquilar pero la memoria de sus gentes no lo ha permitido. Una velada que tuvo entre muchos a un protagonista de excepción, el poeta y escritor berciano Juan Carlos Mestre, la voz que hace que los sentimientos más recónditos del hombre afloren espontáneos gracias a la cadencia cronométrica de su discurso, buscando los centros, horadando los sentimientos. Fue el leitmotiv esencial de una velada hecha de complicidades. De la mano de personas como el poeta Angel Fierro, del periodista Fulgencio Fernández o del infatigable factotum José Antonio Llamas, lo que posiblemente hubiera quedado destinado al olvido más inexorable como son los cantos, las tonadas y los ritmos de esa hermosa zona escarpada y fría de los Argüellos ha prevalecido y se ha trasmutado en algo que sin perder sus raíces auténticas se ha vestido con los ropajes de la armonización cuidada y rigurosa de José María Cue hasta convertirse en una serie de danzas, melodías y tonadas que en terminología estrictamente musical se llama Suite pero que en el lenguaje popular se conoce con el nombre de "cantos del corazón". Y por si fuera poco estas melodías han estado acompañadas por las voces del excelente coro lírico de Oviedo cuya puesta a punto ha corrido a cargo de su titular Ignacio Suárez que ha sabido imprimir a cada interpretación ese sabor peculiar de lo auténticamente tradicional pasado por el tamiz de la escritura polifónica hasta dejarlo en preciosos apuntes que sustentaron toda la obra. Pero todo este entramado armónico no hubiera tenido su razón de ser si no hubiera estado servido por unos intérpretes de lujo como fueron los virtuosos de Moscú, el pianista Francisco Damián Hernández, auténtico hilo conductor de todo el entramado canoro, el oboísta Juan Pedro Romero y la voz de la sensible y exquisita soprano Paula Lueje, que dio vida a cada una de las tonadas en las que el sentimiento prevalece por encima de la música. Magnífica y conmovedora fue su intervención. Como no podía ser de otra manera lo genuino tuvo que hacer acto de presencia y así el coro Flor del Viento de Cármenes con sus trajes tradicionales, el empastado coro y el excelente grupo instrumental que poseen, dirigidos todos por el alma mater de cuanto se mueve por los Argüellos, Ángel Fierro, pusieron la guinda con tres tonadas que supieron a poco a una velada ahíta de sinceridad, buen gusto, y amor por las señas de identidad de una comarca única en la que el compromiso con el hombre y sus valores va parejo con la generosidad de sus gentes.