Asfalto

DESDE el viernes, la noticia estaba en el comienzo de la Operación Salida, esa convención mediática que nos acompaña desde hace años y que alcanza su climax con las vísperas de agosto. Coches y más coches en caravana, esa era la estampa repetida hasta la saciedad. Más que nunca, este año estará marcado por las leyes del asfalto (léase Tráfico) con la intención de frenar el incesante goteo de muertos. Más controles de velocidad y de alcoholemia. No es asunto nuevo, que llevamos varias semanas de matraca en la opinion pública. Por eso los informativos abrieron anteayer con el éxodo de millones de ciudadanos en busca de vacaciones. Aparte insistir en suavizar el pie sobre el acelerador, respetar los límites, no beber, preparar el viaje, en fin, todo lo que haga posible que cada salida tenga su destino, llamó la atención (y así lo recordó Telediario 2 de La Primera) la relativa desaparición de aquellas descomunales retenciones. Desde un helicóptero mostraron panorámicas de tráfico fluído que al parecer denotan una cierta mesura de hábitos. Claro que, siendo mal pensados, se podría anotar que la alternativa del transporte público también existe y que, sobre todo, los bolsillos están demasiado rascados (mírese a la cosa hipotecaria...) como para pulir varios cientos de euros en sol y chiringuitos. También bajarán las víctimas, quizá por madurez, porque habrá menos coches sobre el asfalto.