El cisterciense continúa con vida en León

La localidad de Gradefes, situada en la ribera del Esla, al este de la capital leonesa, cuenta con uno de los más conocidos monasterios románicos del Císter en la provincia de León. Construido durante la segunda mitad del siglo XII y fundado en 1168, cuando reinaba en León Alfonso VII, el «Emperador», muestra una de las cabeceras más soberbias del románico tardío español, inspirada en el de Moreruela (Zamora). Su fundadora fue Teresa Petri, quien peleó al lado del rey en sus luchas contra los moros y por cuyos servicios recibió el lugar de Gradefes. En el momento de su inauguración comenzaron a vivir en él monjas procedentes de Tulebras (Navarra). Este monasterio es de estilo románico, de transición al gótico. Su singularidad estriba en adelantarse a su tiempo en la construcción de una «girola» (galería semicircular que rodea el altar mayor y permite pasar por detrás de él), algo inusual en aquella época en los monasterios femeninos. Mide 28 metros de largo por 25 de ancho, tiene tres naves cubiertas por bóvedas con dos filas de columnas y girola con cinco ábsides (pequeñas capillas), dos de ellas sin desarrollar. A pesar de que no se finalizó la construcción del crucero, su belleza y armonía son notables. También es novedosa la presencia de motivos decorativos, no muy comunes en el estilo cisterciense. Desgraciadamente, tan prometedora construcción debió quedarse sin fondos y no pudo completarse como se proyectó. Sin embargo, en pocos lugares como Gradefes puede percibirse tan claramente la sensación de orden, perfección y esencialidad de las construcciones cistercienses. Santa María de Gradefes cuenta también con un museo en el que se exponen esculturas valiosas del siglo XII, una talla en madera de Nuestra Señora, pieza excepcional del siglo XIII, y un Niño Jesús en una cuna atribuida a Juan de Juni; sepulcros del siglo XIV, Virgen de las Angustias siglo XVI, cálices, crucifijos y lignum crucis, entre otras importantes piezas que confeccionan el tesoro de este Monasterio, cuya propia arquitectura ya es de por sí un museo digno de visita. Actualmente en el monasterio conviven veintidós monjas de la orden cisterciense. Disponen de 14 máquinas con las que elaboran prendas para la marca de corsetería Teleno. El monasterio es muy conocido también por las pastas -únicamente a base de ingredientes naturales- que sus residentes elaboran y que ponen a la venta; como también hacen con miel, rosarios, libros sobre el mismo monasterio, hierbas medicinales y de lavanda -de las que aseguran tienen propiedades curativas- y postales. Disponen también de un servicio de hospedería: se trata de 4 habitaciones individuales y una doble, cuyo precio se encuentra alrededor de los 20 euros diarios. Las personas que se acercan a probarlo acompañan a las monjas en los rezos, y suelen repetir experiencia, ya que se trata de una forma de vida muy diferente a la habitual.