Diario de León

| Reportaje | Museo del Chocolate |

El cacao, antiguo manjar maragato

Los enseres destinados a la elaboración del chocolate

Los enseres destinados a la elaboración del chocolate

Publicado por
Guzmán González león
León

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Unas manos menudas sostienen entre resoplidos de vaho una jícara con chocolate. Media el anochecer de los setenta, una sonrisa ataviada con bufanda disfruta con un calor húmedo y dulzón. Por aquel entonces Astorga sabía a cacao. Los amaneceres acompañaban el rocío con una taza del espeso tónico y cerca de cuarenta fábricas elaboraban un sabroso chocolate. Hoy por hoy su número ha decrecido, lo que otrora se antojaba cada mañana actualmente se ve relegado por sucedáneos ipsofactos que obran de la leche el chocolate en un santiamén. No obstante nadie debe olvidar al artesano en la faena y el aroma achocolatado de los andenes de la estación. Astorga fue sucursal del chocolate sino sede. De un lado la industria extranjera y del otro la española, las artesanías maragatas surtían en gran cantidad a la nación. Competían incluso sus máquinas con los artefactos de selección y otros menesteres que tomaban forma en la «gran Alemania» o en la «gran Inglaterra». Astorga fue pionera en su particular revolución industrial, siempre de la mano del chocolate. Maquinaria «hacedora» e «impresora» para una comarca que si los anales no desmitifican seguirá siendo cuna e infancia del manduque del cacao -el acomodo y la gran industria le privarían de su adolescencia y madurez en tierras maragatas-. La leyenda del envoltorio rezaba: «fabrica de chocolate superior elaborado a brazo». Siete reales costaba el capricho. Pues todo ese legado, esas máquinas y enseres de laborioso quehacer se guardan y exhiben en el Museo del Chocolate de Astorga, un piropo a ese arte que era oficio y que hoy día el negocio y la edad hiciera renegar de sus costumbres. Etiquetas y utensilios, edades y cacao; un compendio suculento que se erige hoy en muestra y se ofrece como destino para los de aquí y para los de allá. Hace exactamente diez años abrió sus puertas en aras de compartir legado. Con un doble dígito en su cuenta plantea su goloso reclamo a aquellos que quieran rememorar su historia.

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