Rocío Star...

UNA PUESTA en escena como se merecía la star del papel cuché y de la tele del cuore , la cantaora, Rocío de España, la de Chipiona, la señora de Ortega, la más grande, la que tuvo a medio país en vilo durante las últimas semanas, después de una grave crisis de salud sobre la que se especuló con la mayor desvergüenza, habiendo incluso quien ya la colocaba en un tanatorio... Fue Rocío Jurado el oxígeno que necesitaron los programas del cuchicheo y la maledicencia, para tirar un poco del carro, que agosto venía muy flojo, y el personal ya estaba harto de trapalladas del estilo entrevista a la prima de una amiga del chófer al que la asistenta contó nosequé de nosequién ... Lo apoteósico fue su salida del hospital, que las teles dieron con cobertura digna de un acontecimiento mundial. No era para menos. Portando un ramazo de flores, luciendo gafas cool , con Ortega y Roci-íto al lado, y una cohorte detrás (a saber quién demonios eran), apareció ante cámaras y flashes, sacando lo mejor de su faceta (limitada, no demos jabón) de actriz. Era ella, besos al viento y haciendo comedidos gestos con las manos, muy parecidos a bendiciones. Maravilloso. Y de postre, los vampiros del famoseo anunciaron que come dieta ligera, algo de jamón "que le gusta mucho", y largaron parte del santoral reclamado durante su estancia (Santa Gema o San Judas Tadeo, son algunos a los que no faltó trabajo...). País. Ah, lástima de Buñuel.