Diario de León

El diálogo con el espectador preside la muestra expuesta estos días

El Centro Cultural de Caja España exhibe la obra de Jorge Adrados Manu Tenorio presenta «Blanco añil» esta noche en Navatejera Verónica Forqué vuelve al teatro con «Doña Rosita la soltera»

El pintor se declara comprometido con las emociones y con la poética del lienzo

El cantante presenta esta noche los temas de su último disco

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Marcelino Cuevas Ricardo Suárez efe | madrid - león león

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Jorge Adrados es un artista que más que pintar escribe versos con sus pinceles. El pintor se sumerge en el arco iris para crear un mundo mágico y personal a través de los colores. Adrados, que expone estos días en el Centro Cultural de Caja España en la calle de Santa Nonia, es un pintor capaz de transmitir al lienzo todo un cúmulo de sensaciones y vivencias interiores. Hijo y sobrino de artistas, desde siempre ha estado sumergido en el mundo del arte. «Mis primeros juguetes -comenta- fueron cajas de pinturas. Después vendría un peregrinaje por los estudios de varios pintores importantes para penetrar en los secretos del arte. En mi trayectoria hasta el momento actual he pasado por todos los capítulos del arte, primero fue la estricta figuración, luego el expresionismo... y desde hace algún tiempo la abstracción, donde actualmente me encuentro ubicado». Comentando su manera de trabajar explica que para él pintar es «establecer una conversación con el lienzo en la que el color es el verbo y las emociones el tema principal del diálogo. Busco la expresión a través de veladuras, y de otros métodos que a veces genera la casualidad. Los resultados en ocasiones son agresivos o radicales, mientras que en otros casos son mucho más sutiles, más armoniosos, más templados». En contraste con una buena parte de los artistas plásticos inmersos en el informalismo, en los cuadros de Jorge Adrados no se aprecian grandes masas matéricas, prefiere el artista el trabajo con leves pinceladas para lograr unos efectos paralelos a través de la minuciosa elaboración. «A simple vista mis obras parecen absolutamente sencillas -explica- pero en su realización figuran gran cantidad de capas de pintura, retirando a lo largo de la elaboración tanta pintura como la que se incorpora al lienzo, para conseguir unas transparencias que llegan a simular una realidad matérica». Sugiere al espectador de la obra de Adrados el crítico de arte Diego Valverde Villena, que se enfrente a ella «atendiendo a la respiración del lienzo. Hay que empezar -comenta- por escuchar su ritmo y adaptarlo a su propia respiración. Así, poco a poco, con ritmos largos y cortos, se adaptará a la cadencia de respiración del lienzo... es el momento de abrir los ojos para que la mirada vaya empapándose de los sutiles tonos y los matizados cromatismos de Adrados». De la pintura de este joven artista trasciende la emoción del poeta. «Creo -asegura- que mi compromiso poético es total. Mi pintura es un cúmulo de sensaciones muy difíciles de entender a través de un concepto plástico. Cuando me pongo ante la tela en blanco, lo cierto es que no busco nada, solamente establecer ese diálogo íntimo que finalmente trascenderá al espectador. Trato de volcar una serie importante de sentimientos, de emociones. Por ello cada uno de los cuadros tiene su personalidad que, por cierto, debe de ser completada con la imprescindible aportación del espectador». Fue uno de los concursantes más carismáticos de la primera edición de Operación Triunfo, el cuestionado programa televisivo que lanzó a la fama de forma instantánea a un grupo de incipientes artistas en busca de profesionalidad. Compartiendo protagonismo con Bustamante, Bisbal, Rosa o Chenoa, Manu Tenorio inició una carrera en solitario que se saldó con más de 700.000 copias vendidas de su primer trabajo discográfico. Un álbum, producido por Kike Santander, que le proporcionaría el éxito gracias a una eficaz mezcla sonora en la que abundaban las baladas como Tu piel o Un bolero y una rosa, en la que cantaba a dúo con Lolita. Pero Manuel Angel Vergara, verdadero nombre de este sevillano que causa estragos entre la población femenina, no se conformaba con ser sólo cantante y decidió incluir composiciones propias en su siguiente disco. Blanco añil, título del álbum que esta noche, a las 23,30 horas, presenta en el recinto Cardadal, al lado del polideportivo de Navatejera, es una embaucadora ración de romanticismo, nuevamente editada por los sellos Vale Music y Pep's Records, en la que se pueden encontrar títulos como Una razón para olvidarla, Clavando las rodillas, Harto o Qué será. Una banda sonora, marcada por la sensibilidad y el genio del sur, destinada a los espíritus más sosegados. Verónica Forqué regresa al teatro con la puesta en escena de Doña Rosita la soltera , una pieza de Federico García Lorca dirigida por un gran conocedor de su obra, Miguel Narros, y que estará en el madrileño Teatro Español desde el próximo día 8 hasta el 10 de octubre. La obra, que se presentó ayer en Madrid con la asistencia del director del Español, Mario Gas, con Miguel Narros, Andrea D'Odorico -encargado de la escenografía- y las principales protagonistas, «respeta el texto íntegramente», según Narros, aunque parte con una Doña Rosita que rememora sus recuerdos. «Más que recordar su pasado, lo que hace es revivir tres momentos especiales en su vida: el día que su novio le propuso matrimonio, el día que la abandona y cuando debe dejar la casa en la que ha vivido toda su vida», explicó el director. Como en la mayoría de obras de Lorca la protagonista es una mujer, esta se compromete en matrimonio con un primo suyo que está de viaje en América y que le es infiel, aunque, a pesar de todo, ella decide aceptarlo y esperarle.

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