Potaje

VAN POR la sexta de Gran Hermano... El origen de la telebasura (vaya, perdón: telerrealidad...) ya está en antena con Mercedes Milá tan convencida de que su producto es la monda lironda que se merece entrar en la casa de Guadalix como inquilina para la séptima, que llegará si antes no se produce un levantamiento popular (que no caerá esa breva, ya verán que audiencia). 60 cámaras y no se cuentos micros seguirán día a día la evolución de los 12 aspirantes a esa gloria catódica que acaba en fiestas, saraos, y naturalmente en tertuliano de Tele 5 para abonar el marujeo con su inagotable sapiencia. Milá estaba exultante, como mamá cuando enseña a sus niños a las amistades para que vean que ricos y que lindos están. Doce elegidos a conciencia, otra vez dominando el frikismo, ahora con un toque de más clase. Son menos fecales, digamos. Metieron a gente rara en el sentido más amplio del término. Y el resultado está cantado. Un potaje que ni Arquiñano cocinaría mejor. Claro que, los detractores de Gran Hermano y derivados son gente «a la que no gusta la tele»... Eso dijo alguien. Tampoco nos mosqueemos, que por euro y pico venden mascarillas para los malos olores. E incluso pinzas, que son más baratas. La idea de elegir un «patrón» está bien, pero con tanta cámara y tanto micro esperemos que no defrauden a la audiencia con fluidos, estridencias, flatulencias y acoplamientos. Eso, innegociable.