La pintora leonesa Graciela Fernández expone su obra en la galería Sharon Art

Graciela Fernández Rodríguez (León, 1981) es una pintora joven y llena de ilusiones, pletórica de ideas que intenta reflejar en el lienzo con rápidas pinceladas, pero siempre después de una larga reflexión, escogiendo para ello temas intrascendentes que le sirven de disculpa para ejercer su personal interpretación de la pintura. Graciela presenta estos días en la galería Sharon Art una muestra de sus últimos trabajos. «Estos cuadros -explica- los he pintado en este mismo año. Son una continuación de la serie titulada Traspiés , que hace ahora un año expuse en el restaurante Barandal». En la pintura de Graciela se observa la impronta de insignificantes detalles cotidianos, fragmentos de escenas que sí mismos dicen poco, pero que a través de su visión artística cobran vida con gran fuerza. «Busco pequeñas cosas que puedan contarse a través de grandes manchas, de perfiles muy marcados. Yo al tema del cuadro no le otorgo demasiada importancia, para mí es simplemente una disculpa para trabajar con las manchas, con la fusión de los colores, con las transparencias... pero esos pies, o las bicicletas que pinté en etapas anteriores, son la coartada para ejercer la pintura». Graciela se expresa a través de una escueta paleta de grises. «Mis cuadros tienen la luz y el colorido del invierno. Yo veo el mundo lleno de colores, pero los grises, casi el blanco y negro son una manera de resolver el cuadro, de plasmar la composición. Empiezo siempre con colores muy suaves y encima voy añadiendo progresivamente otras gamas... quizá algún día termine por hacer los cuadros con blancos sobre blancos». La pintora lo tiene claro: «quiero seguir en esta misma línea durante varios años, creo que en ella queda aún mucho terreno por explorar». Graciela continuará con sus enérgicas manchas, con sus pinceladas fuertemente gestuales, con las leves transparencias que apenas insinúan el color, con los grandes formatos. Y continuará contando la historia escueta y cotidiana de unos pies que se marcan en la arena mojada de una playa inventada, o los zapatos fuertes y lustrosos de hombre sin destino que se pierde en el laberinto urbano. O puede hablarnos con sus pinceles de bicicletas que también son para los inviernos grises y que viajan sin esfuerzo en la levedad del tiempo. Su pintura, intensamente expresionista, expresa los impulsos de su personalidad creadora y transmite al espectador un complejo universo de referencias cotidianas lleno de atractivas sugerencias.