Culebrón zarista

AL MENOS el culebrón Anastasia, que La Primera emitirá durante los próximos seis meses (echen cuentas, son 127 capítulos a razón de cinco por semana), se gastó una pasta en producción y manejó vistosos interiores con espectaculares exteriores, aparte vestuario, atrezo y lo propio de los ambientes históricos. Para cutres, el resto de telenovelas. Es una coproducción entre rusos y norteamericanos. Los primeros aportan a seis realizadores y los segundos a la supervisora de guiones y a algunos de los diez guionistas. Sin duda una experiencia curiosa que confirma lo incuestionable de la globalización en cuestiones audiovisuales. Pero no creamos que con todos estos datos, la trama ambientada en la San Petersburgo de 1839 y en los restringidos pero animados círculos zaristas, aporta algo extraordinaria al género más allá de lo apuntado, que es bastante. Una vez más la clave está en los guiones, estructurados para enganchar hasta el capítulo 127, a base de intrigas y de personajes vistos una y mil veces con otros trajes y en ambientes más contemporáneos. Por ahí nada que dudar sobre su éxito. Lo que resulta más molesto de lo habitual está en la planificación, en ignorar que una producción histórica requiere sacar también partido a los escenarios y a los ambientes. Demasiado primer plano, exceso de textura televisiva en la luz y el color... Anastasia se queda escasa.