«Sería impensable concebir Europa sin la base que da el cristianismo»

Tras dos años de investigación, Ara Antón publica Espaldas con alas , una novela en la que enlaza la vida de San Agustín con la de Alonso, un hombre del siglo XXI que no consigue encontrar un camino para su vida. Hoy, a las ocho de la tarde, presentala novela en la terraza de la cafetería de El Corte Inglés. -¿Qué es Espaldas con alas? -El libro es una novela histórica, ya que el protagonista es San Agustín, un hombre y una época que tiene mucho más que ver con la nuestra de lo que podríamos pensar en principio. -Vivió una época de transición... -Si, le tocó la caída del Imperio romano, un momento con muchos puntos en común con la situación actual. Fíjese por ejemplo en el ejército. Roma poseía el mayor y mejor ejército del mundo. Sin embargo, llegó un momento en el que los jóvenes desecharon la posibilidad de entrar en él, con lo que el Imperio se vio obligado a permitir la entrada de bárbaros. -Eso ocurrió también con la sociedad en general. -Si, de alguna manera, la molicie de los romanos fue la que acabó con el Imperio y dio paso a una nueva época. Hay muchos puntos de coincidencia con la sociedad actual. -¿Qué podemos aprender de San Agustín? -Como él, nosotros siempre nos sentimos insatisfechos, como él estamos en un estado permanente de búsqueda. Pero lo que él consiguió fue la tenacidad; San Angustín siguió buscando hasta lograr una respuesta a las preguntas que le atenazaban, y fue valiente para acabar con lo que no le gustaba. -¿Vivimos en una sociedad enferma de insatisfacción? -Creo que si. Procuramos acallarla acudiendo fuera, cuando lo que nos podría ayudar está dentro de nosotros mismos. Todas las respuestas están en el interior, pero en Occidente vivimos volcados hacia afuera. Hay que tratar de conocerse a uno mismo. - ¿Y si no te gusta lo que ves? -Ese es un riesgo que siempre hay que correr, aunque es cierto que resulta más fácil alejarse y pensar que el problema lo tienen los demás. Es necesario que nos aceptemos como somos; «esto tengo, de esto dispongo». Para eso también hay que ser valiente. -San Agustín lo fue -Si. Supo vivir intensamente su momento histórico, que no le satisfacía. Tenía un puesto cómodo en la sociedad y tuvo la valentía de abandonarlo, supo decir no. -¿Cómo le influyeron a San Angustín los clásicos? -En gran medida. En este sentido, hay que recordar que hay un antes y un después de San Agustín a partir de la lectura de El Hortensio, de Cicerón. Es entonces cuando inicia el camino hacia el estudio, hacia la filosofía, aunque él echa de menos el camino que conduce hacia Jesucristo. -¿Es posible pensar en Europa sin la herencia cristiana? ¿Somos europeos porque somos cristianos? -Resulta indudable que el cristianismo es la base de nuestra cultura. No podemos borrar con una goma las influencias cristianas que hemos recibido durante dos mil años. Es imposible, sería impensable concebir Europa sin la base que nos aporta la religión y la cultura cristiana. No es posible crear «una nueva vida» sin su herencia. -¿Qué trata de mostrar con esta novela? -Me gustaría que quien la leyera comprendiera que San Agustín se convirtió en santo, pero tuvo los mismos problemas que todos nosotros, los mismos miedos y dificultades, pero tuvo la valentía de sobreponerse al goce inmediato y al hedonismo para conseguir la felicidad que le aportaba la filosofía y su amor por Dios.