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Escritor

«Mi novela tiene que servir de puerta para llegar de nuevo hasta Cervantes»

El autor leonés presenta «Al morir don Quijote», una historia marcada por la «benefactora estela cervantina» en la que quienes convivieron con el hidalgo acaban aceptando su utopía

León

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Al morir don Quijote es una historia concebida para ser una puerta por la que los lectores entren o regresen al universo cervantino. Es también la reivindicación de cuantos convivieron con el hidalgo, que terminan asumiendo aquellas utopías mientras evoluciona su propia vida novelada, tras pasar del acompañamiento al protagonismo. Es el clamor de cientos de miles de quijotes que hoy siguen campando por el mundo sin renunciar a sus ideales. Es la última novela de Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, 1953), un homenaje a la generosidad de Cervantes que sale a la luz cuando apenas lleva unas semanas en las librerías el último libro de poemas del escritor, Un sueño en otro ; y mientras se agolpan sobre su escritorio media docena de tomos más a punto de ser publicados. Un torbellino de proyectos retrasados por una fractura múltiple en la pierna, que desde agosto lleva a Trapiello desde las salas de rehabilitación al desconcierto de ver «cómo hoy te duelen cosas que ayer no te dolían, y dejan de doler las que hasta ahora molestaban». Aún le quedan al menos dos meses de peregrinaje médico, lo que no le impedirá volver pronto a su tierra para impregnar a sus lectores de la esencia cervantina. «No sé por cuánto tiempo ni de qué manera, pero en uno de estos periplos acabaré, como don Quijote, por una de esas ventas de León». ­-¿Cómo se comportan personajes secundarios que de repente se convierten en protagonistas? -Esta es una novela que tiene y no tiene que ver con el Quijote, nace de él pero tiene su propia andadura, da vida a personajes que antes no la tenían, porque eran apenas una mención en la obra. Parte de algo muy sencillo, la idea cervantina de que todo el mundo por el hecho de vivir tiene una novela, lo que ocurre es que no se pueden contar las novelas de todo el mundo. Afortunadamente en la historia siempre quedan muchos flecos que otros pueden tomar, no necesariamente las segundas partes tienen que ser malas. Mi novela es de aventuras, amor, como son los relatos de personas, liado cada uno con sus pequeñas cuitas, sus diversiones, sus deseos y las dificultades para llevarlos a cabo. En este caso ha sido muy sencillo, la estela cervantina es muy benefactora para un novelista porque la imprimación que da a todos los personajes es de inconmensurable bondad y bonhomía. Cervantes es la persona que mejor ha sabido comprender y disculpar los errores ajenos, creo que sin duda disculparía los muchos que hay en esta novela, porque es tá hecha a favor del autor, no en contra de él. -No es la primera obra que dedica a Cervantes. ¿Qué le atrae del autor y del personaje? -Hace una década hice una biografía, pero desde el punto de vista novelístico sí es la primera incursión que hago en ese mundo. Me ha apasionado poder dar la novela a quienes no la tenían. Tenían una vida, pero estaba sin contar, y he sentido la necesidad de contársela a los demás, porque estoy seguro que hay muchas gentes amantes del Quijote que querrían saber en qué terminó todo aquello. -Lo hace en un año en que el Quijote está en boca de todos. ¿Tiene alguna relación? -Debía estar, más que en boca, en los ojos de todo el mundo. Es un libro que se ha leído menos de lo que debía, sobre todo en España, y eso que los españoles tenemos la ventaja de poder apreciar como ningún lector del mundo los matices de la lengua, ciertos sabores de palabras antiguas, determinados giros,... Una claridad muy primitiva y muy reconfortante. Sin embargo, tenemos también una enorme dificultad añadida, puesto que hemos de leerlo en una lengua que, aunque bellísima, ya no es la nuestra. A mucha gente le cuesta entender a la primera lo que Cervantes les dice, por eso me gustaría que mi trabajo sirviera como guión para adentrarse en el Quijote, si es que no se ha leído, o para volver a él. -Al presentar este libro incide mucho en el tema del lenguaje, ¿cómo ha intentado acercarlo a estos tiempos? -Lo más complicado de esta empresa era decidir qué lenguaje usar. Si era enteramente cervantino habría sido un pastiche imperdonable, porque inmediatamente se habría visto el fraude. Tampoco valía usar un lenguaje enteramente actual, desinhibido, tacos,...; ni, como preferiría algún otro novelista, acudir a los pardiez, voto a Dios, etc. Sería un poco ridículo, no tiene sentido ese lenguaje un tanto cheli. Yo he preferido escribir como suelo hacerlo siempre, sin variar un ápice de una escritura clara y sencilla, aunque en algún momento perfumando esa prosa con tonos que nos remiten al siglo XVI y que no tienen otra finalidad que la de hacer verosímiles los datos. Si yo saco un don Quijote cuya sobrina está cantando La Traviata mientras limpia la casa, no se entendería. El lenguaje tiene que ser lo bastante elaborado y fino para que no rompa el misterio de la novela, pero al mismo tiempo que el lector no se detenga en el estilo, porque entonces no avanzaría. No es una novela de alarde lingüístico, no es para filólogos ni profesores, es para todo el mundo. -¿Considera que se apropia de algo que no le pertenece al tomar prestados estos personajes? -No, la literatura es de todos. Las criaturas del Quijote no solamente son de Miguel de Cervantes, son nuestras, porque las hemos admitido en nuestra compañía. No me considero en absoluto un usurpador, no lo es quien hace un uso honesto y trata de mejorarlas. -¿Es posible crear hoy una obra universal, como esta de Cervantes? -No sé si sería posible, pero a la hora de hacer mi novela no me ha movido menos ambición de la que tuvo Cervantes. Todos los que escribimos una novela aspiramos a que esta sea inmortal, y desde luego en el siglo XX ha habido obras que son tan estupendas y magníficas como El Quijote . Nadie tiene el monopolio de las grandes obras. -¿Cuántas veces hay que leer «El Quijote» para meterse tanto en la vida de los personajes, hasta hacerlos propios? -¿Cuántas horas tienes que estar con una persona para enamorarte de ella? A veces pasa a primera vista. Luego, para conocerla un poco mejor sí es necesario que pase el tiempo, pero a veces lo que necesitas de una persona lo percibes en la primera media hora. Los personajes de mi historia son fruto de un amor hacia la novela original, y espero que la gente al leerla se enamore de mis personajes y que estos le lleven de nuevo al Quijote. Me encantaría que esta novela sirviera de puerta hacia la obra de Cervantes, tanto para revisitarlo como para visitarlo por primera vez. -¿Qué personaje es el que más le atrae de los herederos de Alonso Quijano? -Es como preguntar si quieres más a tu padre o a tu madre; o a cuál de tus hijos prefieres. En la novela llegas a comprender incluso a los más antipáticos, como por ejemplo los duques; pero si tuviera que elegir sería sin duda al cuarteto con el que acaba la novela, Sansón Carrasco y la sobrina; el ama y Sancho Panza. -Ha dejado abierto el final, ¿siguen los personajes una vida de novela que puede tener continuación en el futuro? -Sin duda, me encantaría. De hecho he pensado mucho en cómo terminarla y darle el asiento definitivo. De haber seguido la historia, me hubiera ido a una novela de 900 páginas.

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