Diario de León

Escritora

«Ganar premios es ganar lectores, poder seducirles con la palabra»

La autora vasca, premio Planeta por «Un milagro en equilibrio», novela centrada en el mundo de la maternidad, se declara a favor de la custodia compartida y critica instituciones como la RAE

La escritora de Bermeo Lucía Etxebarría

La escritora de Bermeo Lucía Etxebarría

Publicado por
Miguel Lorenci - madrid
León

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Antes de cumplir los cuarenta, Lucía Etxebarría (Bemeo, 1966) ha sumado el Planeta a su palmarés, que ya incluía el Nadal y el Primavera. Tres grandes premios en seis años. «Quiero ganar premios para ganar lectores» dice la escritora, una mujer fuerte que recogía el galardón muy emocionada y con alguna lágrima. No quiere ser etiquetada como la abanderada del feminismo español «ni de nada». El jurado asegura que su novela ganadora, Un milagro en equilibrio , es «apasionada, tumultuosa y compleja». -¿Es un diario de maternidad? -No exactamente. Es la historia de una mujer que escribe una carta a su hija para explicarle porqué decide tenerla y porqué decidió escoger a su padre. En ese momento la madre de esta mujer se pone enferma y parece que va a morir. Afloran historias del pasado, enterradas durante años, desde la Guerra Civil, y todo se complica. Se dará cuenta a tiempo de las razones de su madre para tenerla, o de porqué su madre escogió a su padre y no a otro. Es también la historia de una reconciliación. -¿Muy autobiográfica? -Sólo en parte. Es la historia de cuatro generaciones de mujeres. Es mi cuarta novela y ya no me queda más remedio que vampirizar la vida de los demás. En cuanto a la maternidad, se basa en mis sentimientos, pero no habla de hechos. Intento crear voces femeninas sin clichés. En este caso de alguien que toma las riendas de su vida sin seguir las líneas marcadas. -¿Se ha puesto el listón más alto? -Sí. Cada novela que haces tienes más técnica y más experiencia. Te puedes plantear otros retos. Aquí el reto era cambiar de voces, y creo que lo he logrado. Es un relato largo, con grandes saltos en el tiempo y fue muy difícil de escribir. Estuve a punto de abandonar en varias ocasiones. Pero creo que se reconoce mi estilo, muy irónico, mucho, y de frases encadenadas. -Antes de cumplir los cuarenta ha logrado tres de los grades premios literarios ¿Un sueño cumplido? -En mis mejores momentos he soñado de todo, incluso he soñado más. Hay muchas maneras de entrar en la literatura, pero yo no escribo para hacerme famosa. Mi pretensión con la novela es llegar al mayor número de gente, mientras que la poesía es algo más místico, intimo y privado. Con las novela quería cambiar lo que no me gustaba del mundo, y los premios son un camino. Ganar premios es ganar lectores, tener la posibilidad de seducirles con la palabra. -Si no hubiera sido madre ¿esta novela no hubiera existido? -Habría existido sin la parte de la hija. Hay una parte de la historia que ya existía antes de mi maternidad. -Antes de ser madre se sentía «amargada, neurótica y depresiva». ¿Las cosas han cambiado? -Sin duda. Cuando tienes responsabilidad sobre otro ser no te puedes permitir estar deprimida. Te puedes pasar el día en la cama llorando, pero si tienes una obligación, un hijo o un animal de compañía, es distinto. Con un hijo a tu cargo, no te puedes permitir deprimirte ni amargarte. Te cambia el chip. -Un lema suyo es «un par de ovarios y mucha resistencia». ¿Sigue siéndole útil? -Hay otro lema que llevo a la práctica y que cito en la novela. Lo que no te mata, te hace más fuerte. -¿Es una carga que la conviertan en abanderada del feminismo en España? -No. Es un orgullo. Pero la palabra feminismo abarca una gama de matices muy amplia y no me identifico con todos. Estoy absolutamente a favor de la custodia compartida, por ejemplo. Es una conquista. El rol de madre, de protectora y de alma del hogar no tiene que ser exclusivamente femenino. Hay sectores feministas que estiman que la custodia compartida es una barbaridad. Por lo demás, no me considero abanderada de nada. La abanderada histórica del feminismo en España es Lidia Falcón. -¿Tampoco abandera a las lesbianas? -No. Nunca me he declarado lesbiana y si hay un motor y luz de ese colectivo es Empar Pineda. Sobre ese colectivo puede tener influjo cualquier mujer que de una apariencia fuerte. Ser abanderada de cualquier cosa es una responsabilidad terrible y no me apetece nada. -¿Es hora de que la paridad llegue a instituciones como la Real Academia? -La RAE, además de esta superabundancia de varones, 55 frente a 3 mujeres, tiene unos estatutos, no sé si aún en vigor, que la obligaban a incluir un cardenal y un militar. Todos sabemos que la crítica en España es muy conservadora y muy androcéntrica. Va muy por detrás de otros campos como las artes plásticas o el cine o la música. Quizá sea así por la herencia de estructuras franquistas. España uno de los pocos lugares donde una cátedra es vitalicia. En la mayoría de los países se renueva cada cuatro años. Aquí además de ser vitalicia se puede «elegir» al sucesor. Es muy difícil hacer un cambio. Asumo que en determinados sectores conservadores, como la crítica, la cosa está fatal. -¿Habrá película de esta novela? -Todo es susceptible de ser traducido a imágenes. Nunca se sabe, pero en esta caso sería muy complicado y carísimo. Hay unos cambios de época de 1927 a 2004 y con tres escenarios, Madrid, Nueva York y Bilbao. Daría para una serie de televisión de varios capítulos -Ha escrito del nacimiento dice, porque ya se ha escrito demasiado de la muerte. -Apenas hay tratamiento literario de la maternidad. La relación viene a ser de nueve a uno. La muerte está tratadísima, muy documentada literariamente, pero el parto y el nacimiento no. -¿Se puede entonces ser artista y madre? -Se puede. Te organizas y descubres que tienes más fuerza para dedicarte a tus cosas de lo que pensaste. Antes perdía mucho tiempo y ahora no. Como muchas madres que trabajan y tiene niños, son capaces de conciliar su vida laboral y su maternidad.

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