Veinte años viviendo con arte
La sala de arte Lancia celebra su aniversario con una amplia exposición retrospectiva en la que la galería rinde homenaje al desaparecido pintor madrileño José Lapayese del Río
En octubre, con el otoño cubriendo de oro el paisaje, la galería Arte Lancia cumple años. Pero no todos los aniversarios tienen el mismo significado: el que celebra este año tiene la connotación especial de marcar su segunda centuria de existencia, veinte años de Mari Pepa al frente de su ejército de artistas, luchando por el arte y por la vida, que en este caso están ineludiblemente unidos. Decía hace un lustro la singular galerista, al cumplir los quince de su labor, que creía sinceramente que una galería de arte «no es ni un museo itinerante ni una tienda de objetos bellos. Es un instrumento insuperable de cultura, en donde se manejan precisamente las claves mejor calificadas y precisas, pero también de más complicado entendimiento y de más frágil manejo». Y, naturalmente, tenía razón. Regalo de cumpleaños En esta ocasión ha querido celebrar la señalada efeméride con la presencia de la obra de un pintor recientemente desaparecido que estuvo muy vinculado a Arte Lancia y a León, Lapayese del Río. «Esta exposición -dice Mari Pepa- es un sentido homenaje a uno de los artistas que más ha colaborado con la galería, a un auténtico amigo. Se han reunido para este momento unos cuadros especiales que dibujan momentos fundamentales de su evolución artística, entre su etapa de los Pueblos blancos , en torno a los años setenta, y la última, alrededor de los noventa, con el tiempo como principal protagonista. Se perfila la muestra como un claro homenaje sintetizado en trece obras diversas pero que conforman todas ellas una misma conversación, detenida en el inicio del año 2000». José Lapayese del Río nació en Madrid, iniciándose en la pintura en el taller de su padre, el Maestro Lapayese. Como él mismo indicaba, su iniciación en el mundo del arte se debió en gran medida a su entorno familiar, «a los once años -escribía- despertáronse en mí aficiones artísticas, en el taller de mi padre, José Lapayese Bruna», a quien calificó como «un artista completo, polifacético y algo extraordinario», y que poseía un taller de restauración en el que también se trabajaba la escultura, la pintura y la ejecución de cordobanes. Una familia, en la que como han comentado destacados especialistas como María José Salazar, «la música y el arte forman parte de la realidad cotidiana» siendo «este ambiente el caldo de cultivo donde se forjen los destinos de una familia de artistas». José, el mayor de los seis hermanos, se inclinaría por la pintura, Ramón por la escultura, Fernando será arquitecto y por último María Isabel, pianista. Estudió Artes y Oficios en Madrid y Bellas Artes en Barcelona, donde residió varios años. Fue becado por el gobierno francés y el español para ampliar estudios en Italia, Francia, Inglaterra y Holanda. Dicen los críticos que fue «historiador incesante de la ventana como códice temporal y su desmaterialización en paisajes y arquitecturas objetuales. Su pintura es un proceso de investigación en torno a las huellas y trazas del hombre, interpretaciones de la realidad a través de la superficie del tacto. Lapayese fue miniador del paso del tiempo sobre el hábitat, su pintura es un homenaje al único habitante, testigo del devenir». Recuerda Mari Pepa que el milagro del arte, «según consta en las preceptivas, no se da solamente porque lo merezcamos, sino porque lo necesitamos». Y de esta necesidad fluye la fuerza necesaria para mantener viva una galería de arte durante años y años, durante ya veinte años. La galería Arte Lancia ha sido en este tiempo un permanente faro de cultura y seguirá siéndolo a pesar de lo proceloso, de lo complicado que es hacer de intermediario entre la vorágine creativa de los artistas y la mirada atónita unas veces, y otras plagada de incomprensión, de los espectadores. Horario: de lunes a viernes de 11.30 a 13.30, y de 18.00 a 21.00, sábados de 11.30 a 13.30.