Fontecha presenta en la Seminci una película sobre el wolframio nazi

Ganador del Goya al mejor corto documental en el 2002, Ramón de Fontenecha presentará en la Semana Internacional de Cine de Valladolid su primer largometraje, El tren del wolframi o, en el que retrata el tráfico de este material desde las minas españolas hacia Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Con este tráfico de wolframio, un material cuyo polvo se usó para recubrir y hacer más destructivas las bombas y los carros de combate, España «se saltó» la prohibición de comercio con Alemania, algo que permitió que «la Segunda Guerra Mundial durara un año más, pues sin él los nazis habrían visto cortadas sus defensas y se hubieran rendido antes», según explicó el director. Ramón de Fontanecha comenzó a investigar sobre este asunto cuando trabajaba en El túnel número 20 , un documental sobre uno de los accidentes más graves de la historia del ferrocarril, ocurrido en el año 44 en León, por el que en el 2002 obtuvo un Goya. Durante su rodaje, conoció a algunos de los mineros que se dedicaron a extraer wolframio en una etapa en la que este material, que hoy ya sólo se usa para hacer los filamentos de las bombillas, pasó de costar 7 pesetas el kilo en 1943 a valer 300.000 en 1944. El director decidió seguir investigando aquel tráfico que «aunque se conocía, nunca tuvo la repercusión que merecía la gravedad del asunto», un trabajo en el que ha participado un equipo de 30 personas, que ha producido él mismo y que se presentará el próximo jueves en Valladolid. Se trata de un documental de 75 minutos narrado por un personaje ficticio, Thomas Belkin, un ex agente de la inteligencia estadounidense que llega a España en los años 40 con la misión de investigar el uso del oro expoliado a los judíos por los nazis, que con él pagaban el wolframio español. «Sacamos a este personaje de ficción porque en un principio teníamos la idea de hacer una película sobre este tema, todavía tenemos la ilusión de hacerla, pero en su boca no hay nada que no haya salido de las investigaciones que hemos hecho», apunta el director. Los mineros que trabajaron extrayendo el wolframio, en unas minas que triplicaban su producción por la noche, algunos de sus hijos e historiadores, ofrecen su testimonio en este documental que recorre las minas como las de Oenzia (León) y Carballo (Galicia), además de la frontera pirenaica de Canfranc, cuya estación de ferrocarril servía a este tráfico, y escenarios de Madrid, por donde se movían agentes secretos de distintas nacionalidades que trataban de canalizar el tráfico de este material hacia sus respectivos países. Codirector de Pelonas (2003), un cortometraje protagonizado por María Galiana sobre las mujeres rapadas por su ideología durante la guerra civil y la posguerra, Ramón de Fontecha siente fascinación por esta etapa de la historia porque conserva «muchas posibilidades cinematográficas». «Es una etapa oscura, la censura y el miedo hicieron que la gente no contara muchas historias, muchos aún piensan que no pueden hablar. Nos ha costado convencer a algunos mineros de que ya podían hablar de aquello», declara.