Dos Américas

MANDA la resaca televisiva. Fue tanta la adrenalina mediática consumida en las últimas horas, en las últimas semanas, que el día después sabía a poco o a casi nada. Ganó Bush, vale, era lo que más de medio mundo no deseaba, pero la tele se volvió convencional con su victoria. Un Bush triunfante y un Kerry tragando sapos y preguntándose donde habrá fallado para impedirle entrar en la Casa Blanca. Ahora a esperar. Durante unas cuantas jornadas, la tele insistirá en mostrar los restos del naufragio demócrata y las mieles del triunfo republicano. Y eso que Kerry ganó los tres debates y prácticamente tenía el apoyo de los principales diarios, del votante en el extranjero, del (casi) todo Hollywood, de la cultura... Preparémonos para más desencanto televisivo. Seguirán las imágenes con la sangría de Irak o el drama entre judíos y palestinos. Asomarán un montón de políticos opinando con rostro suficiente, mientras el mundo seguirá al límite. Nos hablarán de los vaivenes del petróleo mientras lamentamos con amargura el encarecimiento del combustible. Dirán, en fin, que llegan nuevos tiempos con Bush pilotando el mundo. Volveremos a la realidad de los informativos ensangrentados y la tele amarga mientras se confirma la realidad de dos Américas. La de luces cortas del vaquero Bus, con sus 53 millones, y la de mirada amplia del culto Kerry, con 50 millones. Es lo que hay.