Diario de León

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Castillo: sensibilidad e inteligencia

El Auditorio Ángel Barja descubrió a una joven y prometedora soprano leonesa en el concierto organizado por el Club Leteo

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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El Club Cultural Leteo viene llevando a cabo, desde hace cuatro años, una difusión de la cultura con mayúsculas ofreciendo música, poesía, literatura y arte en general; aspectos que concitan la atención de un público que comienza a darse cuenta de que eso que llamamos cultura no crece sólo en lugares para los que se han destinado enormes sumas de dinero y poca imaginación, sino en esos otros espacios que siempre están abiertos a hacer que el arte llegue a todo aquel con un mínimo de sensibilidad y un mucho de interés. Tras la jornada inaugural, con la impagable charla del controvertido Fernando Arrabal el Auditorio Ángel Barja volvió a ser ese reducto de la música en el que un programa lírico de diferentes arias operísticas y romanzas del género chico hicieron las delicias del público presente. Aunque la explicación introductoria sobraba por lo obvio, Emilio Bayón, un excelente pianista y repertorista, acompañó con acierto un recital desigual que comenzó con el aria de las Bodas de Fígaro Voi che sapete a cargo de la mezzosoprano (?) Charo Trueba, una cantante de voz potente pero escasamente controlada y afinada, que no matizó en ningún momento su fraseo, limitándose a fermatas exageradas y a cambios bruscos de tesitura con la consiguiente alteración del color de la voz, algo que se repitió tanto en las arias como en las romanzas. La soprano leonesa Ana Castillo fue, para quien esto escribe, un grato descubrimiento. Por temperamento, saber decir y por voz, resultó la auténtica protagonista de la velada. Dueña de un timbre homogéneo y cálido, buena impostación y fiato generoso, Ana desgranó todas y cada una de sus arias con seguridad, inteligencia y squillo , lo que  unidos a una cuidada expresividad y a un fraseo matizado y controlado le otorgaron los calurosos aplausos de un público que supo apreciar que se encontraban ante una gran soprano. Arias como Einst Traume , del Cazador furtivo , el difícil Vals de Musseta de La Bohéme o la magníficamente cantada Como nací en la calle de La Verbena de la Paloma , mostraron una voz fresca, muy bien controlada y afinada que sabe apurar los recursos de  su extensión para encaramarnos a zonas no habitualmente transitadas por otros cantantes.

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