Que paguen otros

EN CUATRO años se arreglan de un plumazo todas las vidrieras de la Catedral y sin gastar un euro. La rehabilitación que la pague Caja España. La idea es fantástica y se le ha ocurrido a Silvia Clemente. Sólo falta que la entidad dé su conformidad y ponga su firma en un convenio que puede costarle más de cuatro millones de euros. ¿Qué ocurriría si un particular dejara caer a pedazos un monumento histórico? Que seguramente se le caería a él el pelo. Pero la Junta, con plenas competencias y responsabilidades en la conservación del Patrimonio se cruza de brazos cuando los expertos diagnostican que la Catedral de León -única en Europa- amenaza con desplomarse en algunas zonas. Si los mandatarios de la Junta pasan de la Catedral, menos aún les importa que la mejor basílica paleocristiana de Europa, la de Marialba de la Ribera, se pudra en el abandono. La mitad de los monumentos leoneses corren riesgo de ruina a corto plazo. El diagnóstico lo ha hecho la propia Junta, quien no ignora que de los 206 monumentos declarados Bien de Interés Cultural (BIC), 103 están dejados de la mano de Dios, como bien saben los vecinos de infinidad de pueblos que se han visto obligados a poner manos a la obra para evitar que se les caiga la iglesia del pueblo, por muy catalogada, declarada y monumental que sea. El mecenazgo es espléndido, pero debe reservarse exclusivamente a temas puntuales y no como solución a la desidia de la administración competente -o incompetente, según se mire-. Mientras la Junta siga relegando, cuando no obviando, el Patrimonio de esta provincia, los ciudadanos no podrán sentirse vinculados a una autonomía en la que León es la «segundona», no sólo porque hasta en el nombre va precedida por Castilla, sino por una política de hechos consumados.