Diario de León

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Elegante opulencia vocal

Los Virtuosos de Praga ofrecieron en el Auditorio Ciudad de León un magno concierto, tanto en lo vocal como en lo orquestal

Los Virtuosos de Praga, profesionalidad y sentimiento

Los Virtuosos de Praga, profesionalidad y sentimiento

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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Las informaciones musicales que parten del gabinete de prensa del Auditorio no dejan de sorprendernos cada día más porque parece que juegan al despiste con la prensa. No sólo practican el equívoco si no que escamotean la información de los conciertos con el consiguiente perjuicio para los lectores. Así sucedió con el último (uno más entre varios), celebrado el pasado jueves correspondiente a los Virtuosos de Praga, del cual sólo se envío el dossier de la Misa de Navidad y se «olvidó» el Adagio y fuga de Mozart, el Salve Regina de Haydn y Las Vísperas de Confesores del autor de Don Giovanni . Tres obras importantes que completaban un programa selecto y variado y que por obra y gracia de la descoordinación pasaron al anonimato más absoluto. Pero, ¿es tan difícil poner una nota en la taquilla, si es que ya no quieren molestarse en enviarlo a los medios, para que todo el que llegue la lea y sepa lo que va a escuchar? En los programas de mano sí figuran estas obras y éstos se imprimen como mínimo con 24 horas de antelación y saben ya las obras que se van a tocar ¿Por qué entonces no se avisó? Un enigma como los de Turandot . Respecto al concierto de los Virtuosos de Praga, decir que fue una delicia de programa tanto en lo referente a las obras interpretadas como a la calidad de los protagonistas. Martin Turnovsky es un experimentado director que ha manejado con asiduidad este tipo de repertorios a lo largo de su dilatada carrera y que, sobre todo, sabe expresarlos con perfecta fluidez y clarividencia a través de una orquesta muy homogénea y equilibrada, que sin tener que usar instrumentos de época suena como los propios ángeles. Así quedó patente en ese precioso Adagio y fuga mozartiano con el que arrancó el concierto, en el que la cuerda acarició momentos de especial lirismo. La Misa de Navidad checa es una pequeña joya para soprano, mezo, tenor y barítono, además de coro, órgano y orquesta que no tiene desperdicio. Dividia en nueve partes como una misa al uso, cada una de ellas es un continuo derroche de alegría y fervor contenidos que en boca de los solistas alcanza momentos subyugantes, especialmente en los dúos de soprano y mezo, o en los cuartetos vocales apoyados en las entradas perfectas del coro en el que las sopranos y contraltos tuvieron una destacada actuación por lo empastado y afinado de sus voces. Voces excelentes las de los cuatro solistas a pesar del ligero caprinismo de la soprano que en todo momento lució una voz afinadísima y de generoso fiato. Tenor, mezo y barítono, correctos en sus respectivas partichelas. La orquesta acompañó con mimo a coro y solistas, algo que quedó de manifiesto en ese Salve Regina de Haydn, una petite delicatesse que entusiasmó al respetable de forma convincente. Cerró el estupendo programa las siempre agradecidas Vísperas de Confesores de Mozart, otra de las gemas de su ingente impronta y una de las obras que exigen una cuidada preparación canora tanto en las partes solistas como en las corales para no caer en los manierismos tan frecuentados que afean cualquier producción por muy equilibrada que esté. Aquí todo resultó redondo, con lucimiento especial de ese coro en estado de gracia continuo. Un extraordinario concierto de Navidad. 

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