Escritora
«Los lectores saben que con mis cuentos no se pueden relajar»
A través de una colección de 23 relatos, titulados genéricamente «Juegos míos», la premio Planeta propone un viaje hasta el lado oculto del hombre
«Sin apenas cambiar mucho, todos podemos convertirnos en personas malas». A partir de esta convicción, Espido Freire (Bilbao, 1974) descubre la crueldad innata del ser humano en Juegos míos , su nuevo libro de cuentos publicado por Alfaguara. -Muchos autores ven en los cuentos un oasis donde descansar; ¿qué representan para usted? -Es el género en el que me siento más cómoda. No me parecen un área de descanso, más bien, un área de experimentación. Sin embargo, existe una desconfianza casi legendaria en relación a este género. -¿Es el tema el que determina si escribirá un libro o un cuento? -Tiene que ver con el modo en que aparece o se te ocurre la idea. Cuando la idea está entera en sí misma, es lo suficientemente intensa para aparecer ella sola y desaparecer ella sola, ése es un cuento. En cambio, si sirve de apoyo a otras ideas secundarias, estoy ante el germen de una novela. -¿Cómo perciben los personajes el inexorable devenir de la vida? -Casi no lo perciben, como nos ocurre a nosotros. Hasta que de pronto ocurre algo que nos hace cobrar conciencia de que ya no somos los mismos de antes. -¿Qué consecuencias trae eso? -La nostalgia, el deseo imposible de volver atrás. Los lectores se dan cuenta de que tampoco ellos pueden volver. -También destapa la crueldad del ser humano... -Hablo de una capacidad muy aterradora que tenemos todos: la maldad. La posibilidad de, con una palabra, una frase o un gesto, hacer daño, causar un dolor que ni nosotros mismos nos podemos imaginar. -Siempre hay que estar alerta... -Mis lectores saben que con mis cuentos nunca se pueden relajar. Esto es un juego, cuando se cansan no pasa nada, lo dejan y luego volverán. Pero los juegos, como en la infancia, cuanto más complicados, más nos gustan.