Escritora
«Los lectores saben que con mis cuentos no se pueden relajar»
A través de una colección de 23 relatos, titulados genéricamente «Juegos míos», la premio Planeta propone un viaje hasta el lado oculto del hombre
![La escritora bilbaína Espido Freire publica en Alfaguara](https://imagenes.diariodeleon.es/files/image_large/uploads/2024/01/21/65acc4708cc3f.jpeg)
La escritora bilbaína Espido Freire publica en Alfaguara
«Sin apenas cambiar mucho, todos podemos convertirnos en personas malas». A partir de esta convicción, Espido Freire (Bilbao, 1974) descubre la crueldad innata del ser humano en Juegos míos , su nuevo libro de cuentos publicado por Alfaguara. -Muchos autores ven en los cuentos un oasis donde descansar; ¿qué representan para usted? -Es el género en el que me siento más cómoda. No me parecen un área de descanso, más bien, un área de experimentación. Sin embargo, existe una desconfianza casi legendaria en relación a este género. -¿Es el tema el que determina si escribirá un libro o un cuento? -Tiene que ver con el modo en que aparece o se te ocurre la idea. Cuando la idea está entera en sí misma, es lo suficientemente intensa para aparecer ella sola y desaparecer ella sola, ése es un cuento. En cambio, si sirve de apoyo a otras ideas secundarias, estoy ante el germen de una novela. -¿Cómo perciben los personajes el inexorable devenir de la vida? -Casi no lo perciben, como nos ocurre a nosotros. Hasta que de pronto ocurre algo que nos hace cobrar conciencia de que ya no somos los mismos de antes. -¿Qué consecuencias trae eso? -La nostalgia, el deseo imposible de volver atrás. Los lectores se dan cuenta de que tampoco ellos pueden volver. -También destapa la crueldad del ser humano... -Hablo de una capacidad muy aterradora que tenemos todos: la maldad. La posibilidad de, con una palabra, una frase o un gesto, hacer daño, causar un dolor que ni nosotros mismos nos podemos imaginar. -Siempre hay que estar alerta... -Mis lectores saben que con mis cuentos nunca se pueden relajar. Esto es un juego, cuando se cansan no pasa nada, lo dejan y luego volverán. Pero los juegos, como en la infancia, cuanto más complicados, más nos gustan.