La muestra «Al rojo vivo», plena de color, aúna tradición y vanguardia
Héctor Francesch traslada a la galería Absenta su «pop a feira»
Este joven artista gallego presenta una de las exposiciones más sorprendentes de la temporada
Llega de Galicia como los anticiclones y las borrascas. Es joven, impetuoso, lúdico¿ y conserva el inapreciable tesoro de una mirada de niño que se prenda de los colores elementales y los objetos cotidianos. Alguien le llamó el Warhol de Sargadelos, y a él no le parece ni bien ni mal, aunque asegura que pinta otras cosas, que sus ideas emanan de los acantilados de las costas gallegas y de los objetos cotidianos abandonados al azar en la mesa de su cocina o en la habitación de sus juegos infantiles. Se llama Héctor Francesch, es pintor, y estos días expone a la galería leonesa Absenta Arte. Héctor confiesa con acento travieso que a lo que hace lo llama pop a feira «porque mi pintura parte de mis propios orígenes, de la tradición de los pintores y grabadores gallegos. Bien es verdad que en algunos momentos mis trabajos pueden recordar al pop americano, pero yo hago mi propio cocido, lo cojo y lo misturo yo». La exposición se titula Al rojo vivo «porque casi todo está pintado sobre fondos rojos -comenta-; trabajo sobre alto contraste, partiendo de experiencias propias y casi siempre con colores planos». El artista no puede disimular su atracción por su reciente pasado, por su visión plástica emparentada con la infancia. «Infantiles -dice- no sé, yo creo que los niños no crecen, son los juguetes los que se hacen mayores. Pienso que he tenido que crecer para echar la vista atrás y ver esos juguetes con sus valores verdaderos. Mi pintura es un poco la reconstrucción de mis propias cosas, para poner a flote lo que realmente soy y poder explicar de alguna manera de dónde vengo. Por eso me pinto a mí mismo, la playa donde pasé la infancia, mis juguetes preferidos, en fin¿ lo que me gusta». Naipes y huevos fritos Mientras trascurre el diálogo nos sirve de fondo un gran cuadro en el que se representa un divertido rey de la baraja, de enorme parecido con el autor, que derrama sobre un mundo intensamente rojo una ola de apetitosos huevos fritos. «Yo empecé en esto de la pintura sin meditarlo demasiado, un poco sin querer¿ y llegó un día que estaba ya en un sitio en el que no había billetes para volver atrás. Todo surgió de un cúmulo de casualidades, encontré un local donde podía irme a pintar sin molestar en casa y hasta hoy todo ha sido trabajo. Soy autodidacta, he aprendido y aprendo de mis propios errores». El artista confiesa que su trabajo se va reflejando en diferentes series, en capítulos de distintas inspiraciones. «Pero -asegura- nunca hago exposiciones temáticas, nunca he realizado una exposición con un solo tema, siempre tengo muchas líneas abiertas, trato de reflejar lo que veo y pienso cada día. Retrato mis propios iconos vitales, de alguna manera me retroalimento de mi pensamiento y de lo que me rodea, no copio a nadie». En la obra de Francesch caben, magnificados al máximo, el envase vacío de yogur, la tabla en la que mamá plancha, el barco de vapor que un día le arrebato en la playa una ola traidora, los aguerridos soldados de playmovil ¿ y unos huevos fritos que misteriosamente vuelan en un espacio incandescente. Una muestra plena de originalidad. Una colección de cuadros tan interesante como divertida que pone una impagable nota de frescura en el habitualmente serio, e incluso aburrido, panorama artístico leonés. Horario: de 18.00 a 21.00 horas de martes a sábados. Gran Vía de San Marcos, 19, 1ºC.