Uno de cada cuatro discos que se vende en León procede de los «top manta»

La lucha atroz que mantiene la Sociedad General de Autores contra la piratería no ha evitado que, el sector discográfico cierre un ejercicio más con un importante «agujero negro». Concretamente, las ventas disminuyeron en el 2004 un 12,5 por ciento y los artistas percibieron un 37 por ciento menos en royalties. Por el contrario, el negocio de los top manta continúa al alza, de forma que uno de cada cuatro discos que se vende en León es pirata. Los datos proceden del primer Libro Blanco de la Música, un texto que recoge la grave realidad que atraviesa este sector, encargado por la asociación de productores de música (Afyve), que a partir de ahora pasa a denominarse Promusicae. La situación parece tan crítica -tal y como se ha puesto de manifiesto estos días en el Mercado Internacional del Disco y la Edición Musical (Midem) de Cannes-, que las discográficas están dispuestas a hacer cualquier cosa para atajar un mercado ilegal que cada año provoca miles de millones de euros en pérdidas. En la búsqueda de antídotos que frenen las ventas piratas, la industria discográfica está convencida de que la telefonía móvil puede ser una salida. En la actualidad ya genera importantes beneficios gracias a la venta de melodías para el aviso de llamada y algunos operadores de Estados Unidos y el Reino Unido venden extractos de canciones para personalizar el teléfono móvil, por lo que la venta de canciones completas parece el próximo paso necesario. El Libro Blanco indica que los 9.000 vendedores callejeros que operan en España movieron uno de cada cuatro discos vendidos, con un valor estimado de 47,3 millones de euros, lo que supone un nueve por ciento del negocio legal. Las consecuencias son múltiples: rebaja de las ganancias y recortes de empleo. Los más directamente perjudicados, aparte de los productores, han sido los pequeños comercios y tiendas especializadas del sector, muchas de las cuales se han visto abocadas al cierre. Además, el año pasado se redujo el número (un 10% menos) de nuevos artistas que lograron lanzar su primer disco. Pese a todo, las cifras de ventas siguen siendo espectaculares: la música generó en el 2003 un volumen de negocio de 4.564 millones de euros (el 0,8 por ciento del Producto Interior Bruto). La venta de discos alcanzó los 464 millones de euros en el 2004, lo que supone un descenso 12,5% respecto al año anterior, cuando la industria ingresó 530,3 millones. Piratas online Aunque habitualmente se cargan las tintas en los top manta , tal y como pone de manifiesto el citado Libro Blanco más «dañina» es la llamada piratería online o las descargas de Internet. Según la Federación Internacional de Productores de Música, hay 800 millones de canciones disponibles en la Red. Nuevamente, los responsables de Promusicae reclamaron la concienciación social y el apoyo del Gobierno para preservar el derecho de los artistas. El caso español no es único. También ayer se daban a conocer los resultados del mercado francés y las conclusiones son aún peores. Las ventas en el país vecino cayeron un 14,3 por ciento, con lo que en dos años han bajado un 27%. En Europa no suena lo español Otro dato desalentador para las discográficas nacionales es el hecho de que ningún artista español lograra situarse el año pasado entre los más vendidos de Europa. Desde hace dos años, cuando Las Ketchup arrasaron en la Unión Europea con el famoso Aserejé , ningún otro grupo ni solista ha repetido la gesta de lograr «colarse» en los ránking de los más oídos y vendidos. La Comisión Europea entregó el domingo los premios Rompedores de fronteras, en una gala del Midem. La británica Katie Melua, por Call Off the Search ; el irlandés Damien Rice, por O; el grupo alemán Wir Sind Helden, por Die Reklamation ; o los franceses Corneille, por Parce qu'on vient de loin ; fueron algunos de los premiados. También recibieron galardones los fineses Redrama, la sueca Ana Johnsson, los italianos Benny Benassi & The Biz, los daneses The Raveonettes y los polacos Myslovitz.