Burla, no parodia

NO PARECE el mejor momento para hacer bromas a cuenta de Galicia. Peor aún del tipo paleto Pasiones en Mondoñedo , sketch que incluyó en su estreno en La Primera, el nuevo espacio de humor El sábado . Aunque su aparente intención era parodiar a los culebrones de sobremesa, les salió una burla descarnada. Maruxa y Jacintiño, vestidos de gallegos a la usanza típica de postal franquista, en un decorado con pinos, banco de piedra, hórreo y corredoiras pintadas sobre fondo verde. El, paisano lacónico. Ella, señora gruesa de habla a lo «musiquiña da fala» tan arraigada durante la «gallegada» cinematográfica en la piel de Xan das Bolas. Los guionistas habrán querido hacer una gracia, pero les salió un despropósito. ¿Consciente o inconsciente? Irresponsable. No se trata de hacernos los estrechos o de aparecer como sociedad sin sentido del humor. Ocurre que la tele crea categorías, alimenta percepciones que muchos asumen como universales. Son millones quienes tienen a la tele como ventana única hacia la realidad, y de ahí a conformarse una realidad virtual, hay un paso. Galicia no necesita de estas gracias que ocultan y devalúan su presente, sobre todo en las actuales circunstancias. Ni hay Maruxas que pregunten «¿ordeñaaste-la-vaaaca?» ni Jacintiños cejijuntos que responden monosílabos. Esos minutos sobraron en una tele que también es de Galicia.