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Nace un escultor

El leonés Alejandro Vargas se pasa a la escultura con una espléndida talla neoclásica en bronce de la Virgen y el Niño

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Marcelino Cuevas - león
León

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Alejandro Vargas (León, 1929) es uno de los grandes clásicos de la pintura leonesa. Su exposición de 1961, en la sala de la Diputación Provincial al lado de Manuel Jular, significó el primer acercamiento de la pintura leonesa al movimiento abstracto. Desde entonces ha transcurrido mucho tiempo y se han sucedido muy diferentes etapas en la carreta de este artista hasta llegar a los crípticos paisajes de inspiración oriental que han sido el motivo casi único de sus últimas dos exposiciones. Pues bien, la noticia es que Alejandro Vargas se muestra por primera vez ante el público como un consumado escultor, una disciplina en la que este creador leonés ha sorprendido con una creación de lo más sugestiva. Imagen religiosa Y es que el artista acaba de fundir en bronce una espléndida obra en la que se representa una Virgen con el Niño de impecable factura neoclásica. «Hace mucho tiempo -cuenta Vargas- que me intereso por las posibilidades de la escultura, lo que sucede es que solamente le he dedicado ratos perdidos, cuando me encontraba un poco cansado de pintar. Nunca he tenido para ella una dedicación tan intensa como a la pintura, pero si me he volcado en el modelado alguna temporada y aquí están los resultados», precisa el creador leonés. Sorprende que un pintor de arraigada trayectoria en la vanguardia, adalid en la abstracción, cuando se pone ante el barro para crear una escultura se vaya por los derroteros del clasicismo. «Es natural -explica- es una evolución de muy corta trayectoria, no es paralela a la de la pintura, ha llegado mucho más tarde y por eso me encuentro aún en un periodo clasicista de la forma. Supongo que a estas alturas si me hubiera dedicado enteramente a la escultura, estaría haciendo otras cosas mucho más abstractas o vanguardistas». Tarea principal Confiesa el artista que estas incursiones en la escultura no van a suponer en ningún momento el alejamiento de la pintura, que siente como su ocupación y pasión principal. «Yo seguiré haciendo fundamentalmente pintura, pero confieso que también siento un apasionado interés por trabajar en tres dimensiones. Me hubiera gustado hacer talla, pero ya es un poco tarde y por eso me he dedicado a modelar la arcilla con la intención de trasladar después mis trabajos al bronce». En cuanto al futuro, a la posibilidad de presentar nuevas exposiciones después de un silencio de varios años, dice que «de pintura pronto habrá una exposición, es posible que este año o a principios del que viene vuelva a mostrar mis obras. Espero hacer una muestra sólo de figura y después seguiré con los paisajes de mis últimos tiempos», confiesa el artista. Mientras esperamos esa muestra pictórica, esperamos también que Vargas nos vuelva a sorprender con más obras escultóricas y más novedades creativas.

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