Frío báltico

EL FRÍO báltico que enfrió Berlín durante el festival parece haber afectado a la recepción que los especialistas han ofrecido a esta 55 edición, la mas gallega de la historia de la Berlinale. El certamen no cubrió las expectativas, exhibiendo un cartel a medio camino entre el cine comercial con relumbrón de star-system y la búsqueda de las cada vez más dificiles nuevas formas narrativas. Por una vez, y para que sirva de precedente, el cine gallego ha abierto una brecha en el muro de Berlín, aunque el resultado tenga, de manera inmediata, más repercusión en lo doméstico que en lo internacional. El festival se ha quedado cojo y el Oso de Oro no debe sor-prender. El fallo quizá forme parte de esa desorientación que afectal a cine en su relación con los espectadores. Aunque la Berlinale ha apuntado algunas muestras del necesario compro-miso histórico del cine con las buenas causas -con la revisión documental- y, aunque no siempre sea premiable, con la fuerza que sigue teniendo para poner algunas cosas en su sitio.