El pintor, los modelos y la angustia

Nitodavila es un pintor gallego marcado por la impronta del existencialismo, de la angustia. El artista muestra su propio reflejo en unos lienzos en los que retrata a modelos anónimos, cuerpos que le sirven únicamente para poner una envoltura carnal al alma propia. Es como si el artista pusiera trampas, señuelos, para poner capturar su fuego interior, su verdad última. En sus cuadros se refleja su angustia ante lo efímero de la existencia, sus añoranzas de un tiempo que vuela y se escapa inexorable e intangible. Los cuadros de Nitodavila son como espejos mentirosos que se interponen entre el espectador y el artista, devolviendo, repitiendo, imágenes irreales en las que hay que rastrear el trasfondo para conocer su realidad. El pintor pinta paisajes humanos con descarnado realismo, en ellos palpita un erotismo nada sensual, nada gozoso. Son cuerpos-coraza que defienden la intimidad del artista. Los cuadros de Nitodavila están pintados con artesanal paciencia y un dibujo concienzudo. Son el producto de muchas horas de trabajo, d e incontables sesiones de diálogo entre el modelo y el pintor. Nitodavila apunta en el margen del lienzo el día y las horas que ha permanecido ante el cuadro en su labor creativa. «Sí -comenta- me gusta dejar constancia, quizá en un guiño conceptual, de los momentos que el modelo y yo hemos dedicado a cada lienzo. Las sesiones no son rígidas, yo hablo con los modelos y ellos se mueven por el estudio, solamente dedico algunos minutos a plantear la obra, después el trabajo es relajado. Incluso acabo encontrando enfoques que me parecen más apropiados y repinto la obra una y otra vez». Nitodavila es autodidacta y profundamente reflexivo. «Creo que el dibujo no sólo es fundamental, es la auténtica base de mis obras. En cuanto a mí paleta, procuro que sea muy corta, va del blanco al negro con muy pocos colores, y siempre con tonalidades suaves. Cuando veo obras de otros artista en la que los colores estallan como llamaradas, me pregunto si el mundo es así, si lo que nos rodea contiene esos colores. Creo que no, por eso pinto con tonos tenues, amables, humanos». El método de trabajo de Nitodavila también define de alguna manera su manera de ser, pinta con el lienzo grapado directamente sobre una pared, pinta, pues, de espaldas al mundo que le rodea, y algunas de sus obras también las presenta así, sin bastidor, sobre la soledad de cal de las paredes de la galería. Cuerpos de tremendo realismo, modelos intensamente humanos que viven más allá de las modas estéticas del momento, cuerpos que son contenedores de un mundo de emociones, de reflexiones sobre la levedad del tiempo, de una vida que se escapa como un soplo, de una mirada que desconoce si llegará a conocer el incierto futuro. Horario: de martes a sábados, de 18.00 a 21.00 horas.