El Taller de Vidrieras está parado desde octubre por falta de dinero

El Taller de Vidrieras está nuevamente cerrado. Desde que el equipo que dirige el maestro Luis García Zurdo concluyó la restauración de tres vitrales en octubre, los trabajos han tenido que ser suspendidos a la espera de nuevas subvenciones por parte de la Junta de Castilla y León. No es la primera vez que la falta de crédito paraliza el taller; la última vez estuvo inactivo por espacio de dos años. De hecho, desde su reapertura, sólo ha podido acometer la reparación de los tres mencionados paneles de las naves laterales. Ahora, la Junta nuevamente ha dejado en paro a los encargados de «curar» los vitrales de la Catedral de León -entre cinco y ocho personas-. Y eso que el proyecto para restaurar los 1.500 metros cuadrados de «cristal» que necesitan ser rehabilitados obra en poder de las autoridades del gobierno autonómico desde el año 2003. Pese a que en esta memoria los responsables del Taller de Vidrieras explican detalladamente el tiempo y el dinero preciso para recuperar cada uno de los vitrales de la zona alta de la Catedral, la Junta no ha tenido la previsión de consignar anualmente una cantidad fija para esta finalidad. Precisamente, los «olvidos» presupuestarios provocaron una agria polémica entre el Cabildo de la Catedral y la Consejería de Cultura, que se zanjó con la llegada de la última asignación. Hace unos meses la Junta anunciaba su deseo de involucrar a Caja España en la restauración de las vidrieras, con el fin de que la entidad financiera sufragara -si no en su totalidad, sí en buena parte-, los arreglos de los vitrales. Según algunas estimaciones, cada metro cuadrado de vidrieras conlleva un coste aproximado de 3.000 euros. La cuenta es fácil: es preciso invertir aún 4,5 millones de euros. Cuando reanude su actividad, el Taller de Vidrieras empezará a reparar las de la zona alta del ábside, todas de época medieval, de los siglos XIII al XV -aunque algunas ya fueron «retocadas» en el XIX-. Es en esta zona donde se concentran las «mejores» obras, algunas tan emblemáticas como El árbol de Jesé.