Diario de León

Escritor

«En el interior llevamos ya lo que buscamos»

El autor leonés realiza un viaje iniciático en «La simiente enterrada», donde recorre China en busca del conocimiento

BERNARDO RODRÍGUEZ

BERNARDO RODRÍGUEZ

León

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El escritor leonés Antonio Colinas irrumpe en el panorama editorial con La simiente enterrada (Siruela), su libro más «extraño», donde, a través de un viaje a China, el poeta inicia la búsqueda del conocimiento, en un apasionante viaje interior. Colinas tiene en marcha otros tres proyectos: un libro de cuentos, Sepulcro en Tarquinia en versión CD y con su voz y una nueva edición de los Cantos , de Leopardi. -«La simiente enterrada», si me lo permite, es su libro más extraño... -Sí, es un libro a contracorriente. Es un libro de pensamientos, una crónica y un diario. A veces, los textos tienen también carácter poético. Y hay una historia sutil o hilo narrativo. Y es a contracorriente por el tema: China. El libro es como un laboratorio del que no sabemos qué va a salir. Me pregunto por la China del pasado, la del partido único y la del desarrollo capitalista excesivo. -Es una mezcla de libro de viajes, de ensayo, de crónica, hay pensamientos... -Sí, hay dos viajes: el «turístico», en el cual se recuerdan lugares y anécdotas; y el interior del protagonista, que es el autor en busca del propio conocimiento. Es el viaje de un poeta por un país inagotable. -¿Tanto le impactó China? -El viaje fue el desencadenante. Lo que me interesa de China ya lo conocía. El viaje fue la excusa para escribir el libro que llevaba dentro de mí. -¿Qué podemos aprender del mundo oriental? -Es un mundo que puede ser complementario del nuestro. En las últimas décadas miramos a Oriente para cuidar más de nuestro cuerpo, para tener otra idea de la medicina o para valorar la naturaleza y hemos reparado en un tipo de sabiduría que es muy propia de la literatura de ese país. -El libro habla de cosas tan diversas como las magníficas sedas chinas, la filosofía de Confucio, la censura, los brujos, la pintura, la policía... -Es muy variopinto, con muchos matices y con una gran unidad, que se basa en esa búsqueda de la armonía. También hay mucha realidad y cierto grado de denuncia. No es un libro poético y evanescente. Hay una crítica a los totalitarismos y al desarrollismo contaminador. -¿Sentía tanto amor como el que confiesa en el libro por China antes del viaje que realizó en el 2002? -Quizá hay dos chinas: la que yo he leído, la que tiene poesía antes del siglo XX a. de C.; y la actual, de macrourbes y masificada. En el viaje hay una búsqueda de la China del pasado. Para un occidental, la desarrollada no tiene interés. El país está buscando su desarrollo, pero, como todo en China, es masivo; es un desarrollo invasor. -¿Un poeta mira distinto? -Sí. Dentro del carácter poliédrico del libro hay muchas miradas. En el fondo, es la de un poeta. Hay en él una carga de sensibilidad y de lirismo muy notable y utópica, aunque detrás de las grandes utopías hay grandes verdades. Se viaja para conocer, pero en el interior ya llevamos lo que buscamos. -¿Averiguar hacia dónde camina China es saber hacia dónde va el resto del mundo? -En China pueden surgir problemas que ya se dan en otros lugares, como la contaminación del desarrollismo. La salud y la enfermedad del planeta están en el fondo del libro. Responde a algo que siempre he querido comunicar en mi poesía, que es el sentido de la universalidad. -En qué trabaja ahora? -En un libro de cuentos que tengo ya muy avanzado. Son más de quince relatos, en la línea de los anteriores, de esa memoria de la infancia remota. También estoy preparando una edición nueva de los Cantos, de Leopardi y Visor va a sacar un CD con los poemas de Sepulcro en Tarquinia , leídos por mí, porque se cumplen ahora 30 años de su publicación. -China se contempla con cierto miedo, porque es un competidor invencible, con mano de obra barata... -Uno de los grandes temas es si Occidente puede competir. Los indicadores dicen que es difícil. Sorprende ese acuerdo de los dos grandes capitalismos, el naciente de China y el de Occidente, que, de momento, está invirtiendo allí desaforadamente. -¿Dónde está la semilla enterrada? -En la cultura y en el espíritu chinos. Es el concepto de la vía media, que es muy confuciano, una vía armónica por la que debe discurrir toda la humanidad.

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